El tormento de una enfermedad discapacitante | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Abril de 2016
Por Catherine Nieto Morantes
PERIODISTA EL NUEVO SIGLO
 
Hace siete años un fuerte disgusto cambió la vida de don Marco Tulio López, un hombre de 79 años residente en el barrio Santa Rosita, de la localidad de Engativá, en Bogotá, quien  luego de sufrir dicho altercado, llegó a su casa con sus nervios muy alterados.
 
Un leve temblor comenzó a apoderarse de sus extremidades, primero fue su mano derecha, luego su pierna y en menos de una semana la mitad de su cuerpo se movía incontrolablemente, sin permitirle tener sosiego alguno. “Yo no lo había visto antes así y me contó que lo habían tratado muy mal y de ahí empezó a temblarle todo el lado derecho, entonces nos dio la corazonada que se trataba de Parkinson”, asegura doña María Consuelo Sanabria, su esposa, quien de inmediato junto con sus hijos solicitó una cita con el médico general, profesional que posteriormente lo remitió a cardiología para finalmente ser tratado por el especialista en neurología. 
 
Según el neurólogo y coordinador del grupo de movimientos anormales de la Asociación Colombiana de Neurología (ACN), Óscar Bernal: “Existen signos cardinales que son  más llamativos, tales como: lentitud del movimiento, temblor, rigidez, desequilibrio, pérdida de la coordinación y movimientos incontrolados que llevan a que los pacientes pierdan su funcionalidad motora. De ahí que sea catalogada como una enfermedad discapacitante”, siendo el segundo padecimiento neuro-degenerativo con mayor prevalencia en el mundo, después del Alzheimer. Afecta todo el sistema nervioso central, más severamente el área de movilidad. 
 
Don Marco Tulio hace parte de  los más de 220mil casos de pacientes con Parkinson en Colombia, que además en el mundo afecta a más de 6 millones de personas. Aunque la prevalencia es levemente mayor en hombres (1,2 a 1,5 por cada mujer), la enfermedad afecta a individuos de cualquier edad, con una incidencia que casi llega al 1% en mayores de 65 años. 
 
“El temblor era impresionante, le causaba a uno tristeza verlo así, pero ya está casi desapareciendo ese problema, ya que la dosis se la aumentaron, antes se tomaba 2 pastas por día y no se veía mucha mejoría, ahora son 3 pastillas y con las pruebas que le hacen los médicos cada que lo ven, se ha ido controlando la enfermedad”, dice doña María Consuelo,  10 años menor que don Marco Tulio y convencida del fiel amor por su esposo que no la ha dejado flaquear en este largo proceso, en el que además les quitaba el sueño por el constante movimiento que lo asediaba.  
 
Aunque a don Marco Tulio lo han tratado siempre por medio de la medicina convencional, el sistema de salud en un comienzo fue complicado debido a  que las citas con un neurólogo se las asignaban cada 6 meses, incluso hasta cada año, motivo por el cual doña María Consuelo afirma que la enfermedad estuvo quieta, “quizá por esa lentitud en las citas, su enfermedad no mostraba mejoría, pero luego de 3 años el Dr. Óscar Bernal le ha puesto mucha atención y con el tratamiento que le está mandando ha mejorado mucho”. 
 
A propósito del Día Mundial del Parkinson, que se realiza todos los años el 11 de abril, la Asociación Colombiana de Neurología (ACN), promueve la campaña educativa “Conoce y ponte en sus zapatos”, para que cada uno de los colombianos conozca los síntomas y se ponga en los zapatos de estos pacientes que presentan dificultades para realizar actividades cotidianas como  afeitarse, escribir, coser, comer, hablar,  cocinar, caminar y en general llevar una vida normal. 
 
Los días 21 y 22 de abril, en el Club de Brigde Almirante Colón - Salón Almirante (Cra. 16 N° 84 - 09), la ACN realizará el Primer Simposio de Enfermedad de Parkinson, Hunington y Enfermedades Huérfanas, el cual se llevará a cabo en la capital del país.  
 
Este paciente, cabeza de un hogar conformado por su esposa, 3 hijos y tres nietos, y cuya patología  lo atacó a sus 72 años, lleva una vida normal gracias al éxito de su tratamiento, su vida es muy activa y desde las 5:00 a. m., está en pie para preparar un tinto, escuchar noticias y hacer ejercicio con las máquinas que sus hijos le instalaron en casa, tales como la bicicleta y pesas para que recupere la fortaleza de sus extremidades. 
 
Adicionalmente, su esposa está pendiente de él para que todo el tiempo esté realizando alguna actividad que le impida estar quieto y que por el contrario le brinde tranquilidad, “salimos a caminar, inclusive a él le gusta caminar más solo a que yo lo coja del brazo y a mí me preocupa cuando va a pasar alguna vía, él va al dispensario, al hospital militar y siempre queremos acompañarlo aunque no deja. Él dice que se siente bien, pero uno lo ve como decaído y pues no dice que tiene alguna depresión y como yo soy cansona no lo dejo quieto, lo hago reír, le juego mucho y eso lo distrae”, afirma con cariño. 
 
Aunque pueden encontrarse más de 80 síntomas diferentes en el Parkinson, es posible identificar otros indicios  clave a la hora de realizar un diagnóstico temprano. Se destacan: las alteraciones en el sueño, memoria, depresión, ansiedad o apatía; pérdida del olfato, estreñimiento, alucinaciones, alteraciones en el sistema gastrointestinal, en los esfínteres urinarios y rectal, piel, sudoración y cambios de temperatura, entre otros.
 
“Dichos síntomas se pueden presentar en cualquier momento de la enfermedad y no necesariamente al mismo tiempo; por ello, se debe indagar a los pacientes en forma individual, ya que la presencia de un síntoma no es determinante para confirmar la sospecha clínica, pues incluso, algunos pacientes no los refieren o reportan multiplicidad de ellos, complicando tanto la enfermedad, como el tratamiento”, asegura el Dr. Bernal.
 
Sobre el papel que debe cumplir la familia en esta enfermedad, doña María Consuelo resalta que “Lo primero es acudir al médico y al especialista porque no todo médico trata estas enfermedades, ir al neurólogo, ser uno juicioso con la medicina como se la dan, mostrarle mucho afecto y ánimo en la casa, cuando uno los estimula poco se sienten mal. Cuando hay cualquier problema o alteración de nervios como que nuevamente se vuelve a sentir amenazado por la enfermedad, entonces es siempre buscar tranquilidad, reposo, hacer ejercicio y estar activo porque aislarlos los deprime peor”.  
 
A pesar de tratarse de una enfermedad lenta, las esperanzas de un efectivo tratamiento pueden llevar a una exitosa recuperación, donde el paciente puede recobrar actividades tan básicas como comer, dormir, abotonarse una camisa y amarrarse los zapatos, aspectos que además le brindan seguridad en sí mismo.