El sábado de la opinión ajena | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Septiembre de 2013

Doña Enilse en Bogotá. El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) decidió trasladar a la 'baronesa' del chance Enilse López, alias La gata, desde una clínica de Barranquilla a la cárcel El Buen Pastor en Bogotá.

 

Ella está condenada a 37 años por el homicidio del celador Fabio Ochoa Torres en el 2000, concierto para delinquir y lavado de activos. El cuadro de desnutrición no impide la reclusión de la ama y dueña del negocio del chance no sólo en Magangué (Bolívar) sino en la Región Caribe. El mote de Gata se debe a su empresa: Apuestas Permanentes “El Gato”. Fue excompañera sentimental del abatido narco-paramilitar Gonzalo Rodríguez Gacha, El mexicano. Todos los presos en las cárceles están enfermos y deprimidos. Por eso no vemos el impedimento de su traslado a la capital.

A propósito del Inpec: nuevamente se les fuga un preso al trasladarlo a una clínica en medio de una balacera, exponiendo la vida de usuarios inocentes; los médicos son los que deben ir a las cárceles, no al contrario. Enilse, una humilde mujer que leía el tarot y el tabaco, pasó a ser multimillonaria de un día para otro con el negocio del chance, junto a políticos de alto rango quienes deberían pagar igual que López, y ahora aspiran a cargos políticos en las próximas elecciones legislativas. (Helena Manrique Romero, Bogotá).

No habrá impunidad. El constitucionalista Manuel José Cepeda, ponente de la declaratoria de exequibilidad del Estatuto de Roma que dio origen a la Corte Penal Internacional (CPI), recordó que -en su momento- el presidente Pastrana había pedido al máximo tribunal del mundo admitir la amnistía, siempre y cuando se tratara de terminar un conflicto armado.

La referencia tuvo lugar en el marco de un “Diálogo Constitucional por la Paz” celebrado en Medellín, con asistencia de la plana mayor de la justicia en Colombia y eminencias internacionales.

Esa referencia dio pábulo al presidente Santos para afirmar en ese escenario que “encontraremos un camino propio para la paz”… Y esa es la noticia que le da nuevo marco al proceso de paz de La Habana, sacándolo de la dilemática discusión en que lo habían metido los conspicuos exponentes de “Paz sin impunidad”. Claro que el pragmatismo de Santos lo llevó al mismo tiempo a endulzarle el oído a su primo Pacho, primer exponente de ese discurso, obviamente a nombre del expresidente Uribe, al decir:

“Que oigan bien allá en La Habana, en La Haya, Ginebra, Nueva York; en la Macarena y en el Cañón de las Hermosas: no habrá impunidad”.

Es que en estas mismas páginas hemos afirmado una y otra vez que impunidad es el crimen o delito que se queda sin castigo. Si la amnistía se puede considerar como excepción en el superior propósito de alcanzar la paz, ese será el camino, -y el precio, si se quiere también, para lograr la paz en Colombia-. (Octavio Quintero, Tocancipá, Cundinamarca).