Estaba en mora el presidente Santos de hacerse de nuevo a los eficientes y leales servicios del colega caldense John Jairo Ocampo como Secretario de Prensa de la Casa de Nariño.
Para el noventa y nueve por ciento de los periodistas adscritos a Palacio, Ocampo no debió haber dejado el cargo que asumió oficialmente el 7 de agosto de 2010, cuando se inauguró el actual mandato.
En el mismo porcentaje se estima que fue un error presidencial haberle confiado dicha responsabilidad a Otto Gutiérrez, quien no dio pie con bola al volver al despacho que atendió con muchos inconvenientes durante el gobierno de Andrés Pastrana.
En el caso de Otto, sí cabe el socorrido refrán popular, según el cual, “nunca segundas partes fueron buenas”.
A Gutiérrez le ha tocado cambiar contra su voluntad el febril ajetreo de Palacio por el sosegado ambiente de la sede de la Fundación Buen Gobierno, cuartel inicial de la campaña reeleccionista santista.
Entretelones. El retorno de John Jairo Ocampo se dio cuando el propio presidente Santos lo llamó a la Torre Sonora de RCN a pedirle que se reincorporara a su equipo, ojalá en el término de la distancia.
El colega aceptó el difícil encargo, especialmente cuando se avecina una tarea dura como es el frente de la reelección presidencial que anunciará Santos en los últimos días de noviembre, o antes, según se vayan dando los acontecimientos.
La empresa luce bien intrincada, debido a los bajos índices de favorabilidad que muestra el Presidente en todos los sondeos de opinión.
El segundo tiempo de Ocampo en Palacio confirma nuestra información de septiembre en la que dijimos que el colega Fernando Barrero Chaves regresaba al país, en octubre, pero no para volver a desempeñar la Secretaría de Prensa, sino para asumir la dirección general del Teatro de Bellas Artes, de Bogotá, tarea que inicia en medio de los mejores augurios.
Periodistas cercanos al poder. Es larga la lista de periodistas que han tenido gran cercanía con el poder, en los últimos cuarenta años.
Empecemos por “Los gorilas”, que sin pertenecer a la nómina oficial seguían a todas partes al entonces presidente Valencia: eran Iáder Giraldo, de El Espectador; Alberto Giraldo, de El Siglo; Camilo López, de El Tiempo, y Darío Hoyos, de La República. Fueron muy próximos a Palacio, en el “mandato claro” del presidente Alfonso López los colegas Yamid Amat y Juan Guillermo Ríos. En el cuatrienio del presidente Turbay Ayala eran Darío Silva y Darío Restrepo, desde sus medios, y Marta Montoya, desde la nómina palaciega. En los tiempos del presidente Belisario Betancur tuvieron que ver con el manejo de la imagen el ministro Bernardo Ramírez y el mencionado colega Fernando Barrero. Mejores amigos de los presidentes de turno fueron, entre otros, estos hombres de los medios: Óscar Alarcón (de Barco): Augusto López, (de Samper, desde afuera); Samuel Salazar, (de Andrés Pastrana); Ricardo Galán, (de Uribe), y John Jairo Ocampo, (de Santos, en dos etapas).