Uno de los principales componentes de la actividad económica de todo país, es el consumo de las familias que miden a cabalidad tanto el desempeño de la industria como el del comercio.
Señala el analista Alexánder Riveros, economista senior de macroeconomía de Correval, que las transformaciones estructurales del país han conducido en la última década a un importante incremento de las compras de las familias, que son un componente sustancial de la economía colombiana.
Sin embargo, el consumo de los hogares está experimentando actualmente un proceso de moderación, que se ha dado principalmente como resultado del crecimiento en el nivel de endeudamiento de las familias y el comportamiento cíclico de la compra de bienes durables.
No hay ninguna duda que una parte sustancial del crecimiento de un país está asociada a la posibilidad que tienen los hogares de adquirir diferentes bienes y servicios. Para Colombia, este componente es particularmente importante, ya que el consumo de las familias equivale a las dos terceras partes del PIB total, medido desde la perspectiva de la demanda.
Señala el experto que los recursos con los que los hogares realizan estas compras provienen tanto de sus actividades propias (por las que perciben salarios o rentas) como del acceso al financiamiento que ofrece el sector bancario.
La economía colombiana ha registrado en las últimas cuatro décadas mejoras estructurales significativas. Entre ellas se destacan el aumento en la tasa promedio de crecimiento, la reducción de la inflación a niveles de un dígito, el retroceso del desempleo y la caída sustancial de las tasas de interés.
La combinación de estos factores ha potenciado la capacidad de compra de los hogares, a través de dos vías principales.
En la coyuntura actual, el desapalancamiento de los hogares ha estado propiciado por tres factores: Primero, la política monetaria contraccionista que implementó el Banco de la República hasta la primera parte del año anterior.
Segundo, el incremento en la carga financiera que han experimentado principalmente las familias de mayores ingresos. Tercero, la adquisición y renovación de bienes durables (como vehículos, computadores o electrodomésticos, productos cuya compra es por lo general financiada) es por naturaleza marcadamente cíclica. Como resultado de ello, el consumo de este tipo de bienes pasó de crecer a un ritmo promedio de 22,6 por ciento en 2010 y 2011 a 0,4 por ciento en los primeros nueve meses de 2012.