La decisión de las Farc de integrar a su equipo negociador en La Habana al segundo al mando del Bloque Sur de las Farc, José Benito Cabrera, alias ‘Fabián Ramírez’, puede considerarse, como dicen los billaristas, como una tacada a varias bandas.
En primer lugar es claro que enviar a ‘Ramírez’ a Cuba le permite a esa guerrilla poner a salvo a uno de los cabecillas más perseguidos por la Fuerza Pública y que, junto al máximo comandante del Bloque Sur, alias ‘Joaquín Gómez’, y el jefe de la columna ‘Teófilo Forero’, alias ‘El paisa’, son considerados como “objetivos de alto valor” en la lucha de las Fuerzas Militares contra esa facción subversiva. Tras salvarse de varios bombardeos -incluso en 2012 se le alcanzó a dar por abatido- ‘Ramírez se refugió selva adentro en Caquetá y Meta, hasta donde la Fuerza Pública lo ha perseguido en repetidas ocasiones. Sin embargo, allí todavía hay zonas de difícil acceso y que son consideradas como la verdadera retaguardia estratégica de las Farc.
Es apenas obvio que si las FF.MM. lograban abatir a ‘Ramírez’, ‘Gómez’ o ‘El Paisa’, ese golpe habría impactado duramente a las Farc, en cuyas filas ya hay síntomas de desmoralización y tasas de deserción muy altas. “… La salida de ‘Ramírez’ le quita a la Fuerza Pública un objetivo al que le tenían muchas ganas desde hace tiempo… El Bloque Sur es una obsesión para los militares, no solo porque ha causado muchas bajas castrenses, policiales y civiles, sino porque es el bloque que está subsidiando a otros frentes y cuadrillas, pues es el que concentra el mayor manejo del narcotráfico en el suroriente del país…”, precisó una alta fuente castrense.
Más ópticas
Otra de las lecturas que se le ha dado al sorpresivo envío de ‘Ramírez’ a Cuba es que las Farc necesitan frenar las hipótesis en torno a que en La Habana no son todos los que están ni están todos los que son.
No hay que olvidar que desde el expresidente Andrés Pastrana hasta no pocos analistas y conocedores de la estructura subversiva habían advertido que el Bloque Sur, sin duda el más poderoso desde el punto de vista militar, no estaba representado en La Habana. Es más, en repetidas ocasiones se habló de que existía una división al interior de esa guerrilla entre quienes apoyaban abiertamente el proceso de paz y los que consideraban que era necesario seguir en la guerra, pues el momento de la facción insurgente no es el mejor para sentarse en la Mesa de Negociación por su evidente debilidad en el campo militar, político e internacional.
Con la llegada de ‘Ramírez’ a Cuba es claro que el Secretariado quiere enviar un mensaje interno y externo: no hay división y la estructura de mando del Secretariado continúa siendo vertical e inapelable en cuanto a que se mantienen firmes en la Mesa de Negociación.
Paradójicamente esta coyuntura en torno a que habría un posible sector militarista de la guerrilla que tiene muchas reservas y peros al proceso de paz, sin descartar incluso un riesgo de escisión, se da en momentos en que tras el reciente escándalo de chuzadas protagonizadas por Inteligencia Militar, también se dijo que hay nichos castrenses que se oponen a negociar con la subversión y maniobran para boicotear lo que pasa en La Habana.
La evidencia de la intencionalidad de este refuerzo del equipo negociador queda aún más patente con las declaraciones de ‘Gómez’, quien en uno de los portales web subversivos reiteró que “…las Farc no se levantarán de la Mesa, porque es eso precisamente lo que buscan los chuzadores, enemigos convencidos de la paz”. Aunque sugirió hacer “una pausa en las conversaciones” mientras el Gobierno esclarece el caso de las chuzadas, invitó a todas las organizaciones sociales, populares y “a los amantes de la paz con justicia social” a movilizarse para respaldar el proceso.
Recogiendo experiencia
Otro de los hechos que llama la atención de la forma en que las Farc han ido recomponiendo su equipo negociador y de apoyo en La Habana, es que varios de sus nuevos integrantes hicieron parte del proceso de paz en el Caguán, una década atrás. Por ejemplo, de los voceros guerrilleros en Cuba no son pocos los que hicieron parte de los Comités Temáticos que funcionaron en el proceso de diálogos durante el gobierno Pastrana. Las más recientes incorporaciones fueron las de ‘Julián Conrado’, que estaba preso en Venezuela y fue llevado a Cuba semanas atrás, aunque presenta un estado de salud delicado. Igual pasa con ‘Ramírez’, que hizo parte del equipo de diálogos en el Caguán. Hasta otro de los subversivos que fue trasladado a Cuba esta semana, Pedro Nel Daza, alias ‘Jairo Martínez’, tuvo un papel protagónico en el Caguán, en donde era ‘jefe de seguridad’ de la zona de distensión y luego uno de los ‘carceleros’ de los militares y políticos secuestrados. Sobre el otro guerrillero que ingresó esta semana al equipo negociador, alias ‘Fidel Rondón’, son pocos los datos que se conocen, aunque el comunicado de la guerrilla dijo que "la experiencia y conocimientos de los nuevos voceros insurgentes serán importante aporte para continuar la construcción de acuerdos en el propósito de paz con justicia social".
Es evidente que entre los guerrilleros que regresan al país, identificados por la guerrilla como Laura Villa, Marcela González y Bernardo Salcedo y el estatus de los que ingresan, hay una gran diferencia. Y eso no es gratuito.
La tesis en torno a que a ‘Ramírez’ lo mandan a La Habana porque es quien más sabe sobre narcotráfico, toda vez que el Bloque Sur es el más relacionado con el tráfico de estupefacientes en las Farc, resulta, a la luz de todo lo anterior, un argumento débil, más aún si se tiene en cuenta que ya el equipo negociador subversivo lleva más de un mes discutiendo el tema de las drogas y ha presentado dos propuestas de fondo sobre qué hacer con campesinos cultivadores y cómo atacar el consumo.
La movida de las Farc va más allá de eso. Hubo una clara intencionalidad política de efectos internos y externos. No se puede asegurar que la guerrilla está 100 por ciento jugada a proteger el proceso de paz, pero lo que sí resulta claro es que, por ahora, no dejarán que nada a su interior se muestre como enemigo del mismo.