Las medidas implementadas por el Gobierno y el Banco de la República para frenar la revaluación parece que están dando resultado, ya que desde enero el dólar ha subido 68 pesos y ya se dirige hacia la meta de los 1.900 pesos.
La volatilidad de la divisa ha aumentado a niveles que no se observaban desde septiembre de 2012, en gran parte resultado de las preocupaciones de los agentes por una mayor intervención cambiaria.
Sin duda la zona de $1.834 - $1.836 es vista como oportunidad de venta de dólares; sin embargo, el espacio de caída es limitado, ante las expectativas de medidas de intervención adicionales. La incertidumbre en torno a los resultados del Plan de Choque es un factor que ha presionado al alza al tipo de cambio.
Sin embargo, de no llegarse a evidenciar medidas que impacten directamente los flujos de dólares, es previsible que la cotización retorne a la zona de $1.811, que en caso de romperlo a la baja, lo llevaría hacia $1.800. Sin embargo, se anticipa que la ruptura de $1.811 es limitada, ya que se acerca la reunión del Banco (abril 26), lo que debería imprimirle nerviosismo al mercado ante la especulación de cómo podría actuar el Emisor.
El Grupo Bancolombia prevé que la Junta Directiva del Emisor extenderá su programa de compra de dólares al menos hasta agosto de este año. Cabe recordar que la fortaleza del peso ha sido uno de los principales problemas para el actual gobierno (dada la debilidad observada en los sectores transables diferentes al minero-petrolero), lo que ha llevado incluso a paros en los últimos meses, como en el caso del sector cafetero.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha señalado que se está trabajando en tres frentes, a saber: tasa de cambio, contrabando y financiamiento del sector agrícola, destacando la adopción de medidas como la reducción en costos de energía y ayudas en materia de coberturas cambiarias.
También, el propio ministro de Hacienda ha sugerido la inconveniencia de controles de capital, lo cual compartimos plenamente, más aún cuando los flujos de portafolio no son la principal fuente de apreciación, al tiempo que la reforma tributaria que entró en vigencia en enero pasado buscó reducir el costo de financiamiento tanto del sector público como real mediante la disminución del impuesto a la renta de 33% a 14% para los inversionistas extranjeros en el mercado de renta fija local.