El presunto dinero escondido de las Farc está en el centro del debate en Colombia estos días, luego de que reportes de prensa adjudicaran a esa guerrilla una fortuna multimillonaria, de la cual las autoridades no tienen prueba pero que sería clave para reparar víctimas.
La reciente publicación de un artículo en la revista británica The Economist, que en base a estimaciones oficiales aseguraba que para 2012 las Farc tenían guardados 10.500 millones de dólares, puso al país a discutir sobre los supuestos bienes y activos de esa guerrilla, que está en la recta final de negociaciones de paz con el gobierno.
Expertos y fuentes cercanas al gobierno han considerado exagerada esa cifra, pero no dudan que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) han debido acumular en más de medio siglo de conflicto un capital importante que, a pesar de su origen ilícito, podría ser usado para implementar un eventual acuerdo de paz.
Al estallar la polémica, el presidente Juan Manuel Santos dijo que no hay "la menor duda de que posiblemente (las FARC) están guardando dinero en alguna parte". Pero aseguró que "el gobierno no tiene esa información", a pesar de haberla buscado.
Para Gustavo Duncan, estudioso de la relación guerrilla-narcotráfico, "la estimación de los recursos de las FARC siempre será especulativa" y, más allá de cuántos fondos tengan, para el gobierno y la sociedad colombiana "lo que importa es la disponibilidad de esos recursos en el marco de la negociación" de paz.
"Que ese dinero sirva para reparar víctimas y no para engrosar fortunas personales" de jefes guerrilleros, dijo a la AFP Duncan, profesor de la universidad colombiana EAFIT.
Las FARC, en tanto, ha negado manejar cifras millonarias de dinero y su jefe negociador de paz, Iván Márquez, escribió al respecto en Twitter: "Qué pifia la The Economist. Debiera revisar sus fuentes y no creer en cuentos sobre fortunas imaginarias de la insurgencia".
- "Un problema ético-moral" -
El profesor de la Universidad Externado de Colombia, Frederic Massé, dijo a la AFP que "sería importante que las FARC declaren lo que tienen, porque la posición de ellos de decir que no tienen nada, que son pobres, también parece exagerada porque se sabe que han vivido del secuestro, la extorsión y el narcotráfico".
"Entre más verdad digan, más legitimidad van a ganar a mediano o largo plazo, es decir, si siguen escondiendo secretos y no dicen todo lo que tienen, creo que la población va a seguir pensando que las FARC engañaron de alguna manera", dijo Massé, experto en resolución de conflictos y negociaciones de paz.
"Estamos ante un problema ético-moral y si quieren realmente ganar votos de manera democrática (tras firmar la paz y desmovilizarse), deberían realmente poner las cartas sobre la mesa y decir lo que tienen", sentenció.
Lo digan o no lo digan, ya son muchos quienes están tras el dinero de esa guerrilla -que según expertos puede encontrarse tanto enterrado en las montañas como invertido en bienes en el exterior- y así lo han dejado claro esta semana autoridades nacionales e internacionales.
"Si a las FARC se les ocurre quedarse con algo, que obviamente habrá sido adquirido de manera ilegal, el Estado va a utilizar todas las herramientas (...) para incautarlo", dijo días atrás en un foro el Alto Comisionado para la Paz y negociador del gobierno con las FARC, Sergio Jaramillo.
También el fiscal Jorge Perdomo afirmó que desde que comenzaron las pláticas con las FARC en Cuba existe "una línea investigativa que tiene que ver precisamente con la financiación" de esa guerrilla.
"Tenemos información sobre inversión y bienes (de las FARC) en el extranjero, en Centroamérica sobre todo", dijo esta semana.
Hasta Estados Unidos está detrás de ese dinero: el embajador norteamericano en Colombia, Kevin Whitaker, aseveró el miércoles que su país tiene muchas herramientas para colaborar con las autoridades colombianas "para buscar cualquier recurso de la guerrilla".
Esto es importante porque las FARC "han creado víctimas y tienen la responsabilidad de repararlas", señaló a periodistas.
Colombia atraviesa desde hace más de medio siglo un conflicto armado que comenzó como una sublevación campesina en los años 1960 y deja ya 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,8 millones de desplazados.