Las muertes de hinchas en los últimos días han causado no solo la suspensión de un partido, sino una profunda reflexión en varios sectores de la sociedad sobre qué medidas se debe tomar para frenar el problema de la violencia en el fútbol colombiano. Si bien los últimos sucesos desafortunados en Bogotá tienen en común que se han presentado lejos del Estadio El Campín, se hace necesario que desde los estamentos futboleros salgan propuestas para superar esta crisis.
Por lo tanto, se hace necesario recurrir a los casos de éxito a nivel internacional, concretamente a los de Inglaterra y Holanda, naciones que han logrado poner un freno casi definitivo a los problemas de hooliganismo que las aquejaron durante décadas.
Inglaterra: los hooligans no toman té
Según un informe del analista internacional de la Universidad Externado de Colombia, Jairo Libreros, en su blog “atmósfera política”, las medidas para contener la violencia en los estadios de fútbol en Inglaterra se lanzaron luego de tres desastres que dejaron numerosas víctimas. El primer caso fue el incendio de una tribuna de madera en el estadio de Bradford City, el 11 de mayo de 1985, con la muerte de 85 personas. El segundo se registró el 29 de mayo del mismo año en el estadio belga de Heysel, cuando murieron 39 personas. Y el tercer caso, fue la tragedia de Hillsborough, el estadio del Sheffield Wednesday, en 1989, con un saldo mortal de 96 personas aplastadas contra los alambrados.
Aunque no hubo un hecho de violencia directa por parte de los hinchas, las tragedias obligaron a los clubes a realizar trabajos de modernización de sus estadios. En primer lugar, porque estos estaban vetustos y decrépitos y las tribunas populares estaban detrás de alambrados y con los aficionados amontonados de pie, lo cual se terminó.
Entre la modernización citada, fue necesario reglamentar la identificación y registro de los hinchas con perfiles violentos para, una vez identificados, se les restringiera o prohibiera el acceso a los estadios. En 1989, se introdujo la Ley de Espectadores de Fútbol a partir de la cual se crea una entidad que otorga licencias habilitantes con poder para cerrar estadios que no cumplan las reglas, y a la vez define las restricciones para los hinchas violentos. Estos cambios hicieron necesaria la creación de centros de control en los estadios, para individualizar a los hinchas y facilitar la remoción de los vándalos cuando sea necesario.
Como componente adicional, también cabe resaltar las campañas contra el racismo, que fue un tema grave en las canchas inglesas especialmente durante los años 80. Esto sumado a unas fuerzas de seguridad bien pagas y entrenadas y un sistema de castigo rápido y eficiente fueron claves en la eliminación de la violencia hooligan.
El “agente naranja” contra los vándalos
Según el profesor Libreros, Holanda tomó un camino ligeramente diferente: En primera instancia, se dispuso medidas de control a la entrada de los estadios. Los aficionados holandeses que quieran ir a la cancha deben tener una tarjeta o carné de inscripción en uno de los clubes, que contiene numerosos datos: nombre, lugar de trabajo, teléfono, dirección, fecha de nacimiento, entre otros. Esta tarjeta es requisito indispensable para adquirir las entradas.
Pero las diferencias más radicales con el modelo inglés se presentan dentro de los estadios. Además de que todas las sillas están numeradas, no hay zonas para espectadores de pie y todos los espectadores tienen que respetar el número asignado, el control de los estadios no se hace con un gran dispositivo policial, sino con centenares de voluntarios que se encargan de la seguridad. Se ha preferido un enfoque de inteligencia sobre uno de represión, aunque sobre los violadores comprobados de la ley, se requiere que se presenten una o dos horas antes de los partidos en comisarías y se queden hasta el final, para evitar que sean parte del espectáculo.
Otros países como Alemania y España ya tomaron también algunas de estas medidas junto a otras propias, de acuerdo a sus realidades. En Colombia, un equipo de naciente afición como La Equidad está implementando un sistema de huellas dactilares para controlar el ingreso al Estadio de Techo y aunque los pocos seguidores aseguradores estén lejos de ser los violentos que se está intentando combatir, sí pueden ser un ejemplo catalizador que el cambio que el fútbol colombiano debe aspirar a dar.