El coloquio II. El expresidente Uribe y el ex ministro Leyva recordaron haber sido compañeros en el Senado. Uribe manifestó que tenía presente dónde estaban sus curules y Leyva le comentó la impresión que le causó la intervención vigorosa del exmandatario rechazando el cobarde asesinato de Héctor Abad Gómez, sucedido en Medellín en agosto de 1987.
Constituyente. La conversación viró hacia la necesidad de convocar una Constituyente ¡con ciertas reservas! como fórmula para resolver graves problemas nacionales y ponerle punto final al conflicto. Suponemos que se abordó el tema sin sorpresa entre las partes por estar contemplado en la Constitución.
Memoria. Leyva destacó los beneficios que les dejó la Constituyente del 1910 a la Carta de 1886 y al país. Puso como ejemplos haber introducido el control constitucional y la elección directa del Presidente por cuatro años, sin reelección; se revivió el Consejo de Estado; se estableció la reunión anual del Congreso así como el restablecimiento de las asambleas departamentales y la revisión y fortalecimiento de los departamentos.
Histórico. Hay que buscar que una nueva constituyente sea para la Constitución del 91 lo que la del año 10 fue para la del 86, adujo Leyva. Uribe escuchaba y comentaba con el mayor interés. Se recordó un momento histórico: las dificultades acrecentadas tras la sorpresiva salida del país, por Santa Marta, del presidente Reyes. Los interlocutores se ocuparon de la figura del vicepresidente Ramón González Valencia, quien asumió el poder al no ser aceptada su renuncia por el Congreso.
Reordenamiento. Tras inquirir Uribe sobre el presidente Carlos E. Restrepo y “El canapé republicano”, retornaron a la Constituyente. Se reordenaría el país, dijo Leyva. Apuntó: “Sería el momento para reformar la justicia y retomar algunos puntos de su referendo del 2003”.
Por ser una conversación sin agenda, se comentaron diversos aspectos de la vida nacional, entre ellos el fallo de la Corte Internacional de Justicia. No se dijo mucho por lo avanzada de la hora, pero acordaron un nuevo encuentro.
Continuará. “Me tengo que ir al Perú, doctor Leyva; el avión no espera, pero esta conversación continuará”. Al despedirse, le dijo a Leyva de manera espontánea: “Usted es un estadista”. Leyva sonrió y se dieron un fuerte apretón de manos. La reunión finaliza con el expresidente indicándole a Ernesto Macías, su asistente: “Llame al doctor Leyva el martes a ver cuándo nos volvemos a encontrar”. Uribe pagó la cuenta y se retiró.