Por: Pablo Uribe Ruan.
Ahora, los directivos de Millonarios no pueden renunciar a llamar las cosas como son. Pero esto, obviamente, supone que se tiene una coincidencia de lo que son: fracaso, desacierto. Entonces se puede ir más allá, al centro de las cosas: la contratación de Portolés fue un fracaso total para la institución.
Portolés llegó a Millonarios como asesor en 2013 y luego se convirtió en el manager deportivo con la llegada de su compañero, Juan Manuel Lillo, quien llegó a la institución bajo su recomendación. Dicen que Portolés se sentía como colonizador buscando el “Dorado” desde los primero días que pisó las prácticas del equipo: con la mirada fruncida y cara de pocos amigos.
Pero el mal humor lo padecen muchos en el fútbol, y, bueno, no tiene una relación directa con la capacidad y efectividad como profesional, así que Millonarios aguantó y le dio vía libre para lo que le correspondía: contratar jugadores, encargarse de las divisiones menores, entre otras cosas. Ese encargo, que se suponía iba a cumplir a cabalidad, empezó a generar una serie de dudas con las incorporaciones de M`bami y Wesley.
Sin embargo, en Millonarios creyeron de nuevo en el español para este semestre, que dejó esperando a hinchas y directivos sin ninguna contratación de nivel. Mientras tanto pasó del mal humor a un tono más elevado y en una ocasión trató mal a los directivos de Millonarios; agredió verbalmente al presidente.
Y ahora parece que Portolés va a demandar a Millonarios por despido injustificado. ¿Qué alegará?, quizás exceso de vacaciones en junio. El equipo, por otra parte, se ampara en dos causales: indisciplina en sus labores y malos tratamientos, o eso parece.
Se cierra otro de los innumerables capítulos negativos en Millonarios. O, bueno, queda a medio cerrar, porque el español puede demandar o conciliar, mejor.