El próximo lunes con el anuncio de su aspiración por escrito ante la Registraduría, zarpa el ‘barco’ de la reelección del presidente Santos para los comicios de 2014, un viaje que a pesar de las obvias ventajas que tiene por ser el titular del cargo, no será nada fácil porque al tiempo que habrá aguas mansas por los apoyos con que desde ya cuenta, también tendrá que cruzar mares embravecidos dominados por el uribismo, la oposición y otros sectores que no quieren su continuidad.
Independiente de los altibajos en la imagen del Jefe de Estado que han registrado las encuestas en los últimos meses, con picos extremadamente bajos en septiembre pasado por efectos del paro agrario, y luego con un importante repunte la semana anterior tras los avances en la mesa de diálogos de paz en La Habana, el Mandatario ha logrado llegar al ocaso de su administración con una coalición casi intacta frente a como se forjó al principio de su gobierno integrada por los partidos Conservador, Liberal, La U y Cambio Radical, con solo la defección del Partido Verde, que en su mayoría apoya la reelección.
En tanto que en la otra orilla política aparece amenazante para las intenciones reeleccionistas de Santos la figura del expresidente Uribe, quien desde comienzos de la actual administración se convirtió en un fuerte contradictor del Jefe de Estado por considerar que traicionó el legado del gobierno de la Seguridad Democrática, y que con su candidato Óscar Iván Zuluaga buscará ganar la presidencia.
Igualmente, está latente la posibilidad de un candidato de tercería que surja de las filas de la oposición encarnada en el Polo Democrático Alternativo y ahora la Unión Patriótica, así como la naciente Alianza Verde, tras la fusión del Partido Verde y el Movimiento Progresistas.
En su viaje a la reelección Santos exhibirá los logros de su gobierno y los propósitos que quedan pendientes, el caso de la paz y varias metas sociales como la lucha frente a la pobreza; al tiempo que la nave uribista intentará cautivar al país con retornar al camino correcto que considera se tuvo durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe. En tanto que la posibilidad de una tercería o de la oposición en caso de que la anterior no se logre fraguar, está en mostrar que la solución no está en las extremas políticas.
Pulso ganado
La U es el partido del Presidente y la colectividad más fuerte en la actualidad en términos de la representación en el Congreso en los comicios de 2010 y las elecciones regionales de 2011, y solo está a la espera de ratificar en una asamblea el apoyo que desde hace meses se adelantaron a manifestar sus bancadas a la reelección del Jefe de Estado.
La colectividad ya superó la división que se plantó en su interior entre santistas y uribistas, pulso ganado por los primeros en favor del respaldo al primer Mandatario y a su reelección, en tanto que para los segundos significa que su futuro será partir de la colectividad, pues hasta ahora se mantienen en ella únicamente por las restricciones legales que impiden cambiar de partido antes de las elecciones.
En consecuencia alfiles uribistas como los senadores Juan Carlos Vélez y Juan Lozano permanecerán en La U hasta el 20 de julio próximo, cuando finalizan su periodo, haciendo oposición al gobierno, pero que en términos reales no afectan las intenciones reeleccionistas de Santos.
Definiciones pendientes
El Partido Conservador ha sido uno de los principales bastiones de la administración Santos por apoyar sus principales políticas como integrante de la Mesa de Unidad Nacional. Sin embargo aún no se decide si apoyará o no su reelección.
Por el momento el Partido se mueve entre dos posturas en su Directorio y las bancadas, que es que la colectividad le dé prioridad a las elecciones parlamentarias, como lo exige la mayoría de sus parlamentarios, o concentrarse en la elección presidencial, como lo proponen, entre otros, el senador José Darío Salazar y los precandidatos presidenciales Marta Lucía Ramírez y José Félix Lafaurie, quienes defienden que la colectividad no puede perder su vocación de poder, que implicaría respaldar la reelección de Santos.
Esta semana el Directorio Nacional Conservador tomó la decisión salomónica de aplazar para el 26 de enero próximo la Convención en la que definirá si va con Santos o con candidato propio. Incluso una tercera opción sería apoyar el candidato del uribista Centro Democrático.
Incondicional
Cambio Radical apoya de forma incondicional la aspiración del presidente Santos a la reelección. En ello no hay lugar a dudas porque su principal jefe político, Germán Vargas Lleras, dejó desde hace meses la cartera de Vivienda para presidir la Fundación Buen Gobierno, desde donde se impulsan las políticas del Jefe de Estado y su reelección.
El reagrupamiento
El Partido Liberal curó las heridas que le dejaron la oposición que mantuvo durante la mayor parte de los 8 años de gobierno de Álvaro Uribe, logrando reposicionarse en el gobierno de talante liberal que ha imprimido el presidente Santos, al punto que ha tenido varios roces con La U por cuál de los dos está más cerca del ‘cariño’ del Presidente.
El Partido Liberal sueña con el reagrupamiento de sus fuerzas, hoy dispersas en La U y Cambio Radical, y revivir sus tiempos dorados arribando al poder en 2018. En ese propósito para la colectividad es claro que este es el momento de Santos y por eso lo apoya sin fisuras en sus bases, como lo ratificará su congreso nacional el próximo 1° de diciembre.
De vuelta al camino
El movimiento Centro Democrático es para algunos la mayor amenaza que tendría el presidente Santos en su intención de reelegirse porque está afincado en la imagen y los postulados del expresidente Uribe, quien aún cuenta con buena parte de los seguidores que se expresaron en las urnas con más de 7 millones de votos que le permitieron reelegirse en el año 2006.
Uribe ha sido el mayor contradictor de las políticas de Santos, especialmente por su decisión de iniciar conversaciones de paz con las Farc sin que éstas dejen de disparar, y así lo ha retomado en su campaña el candidato presidencial por esta colectividad, el exministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, sin votos personales pero con la imagen de Uribe tras de sí.
En consecuencia, Zuluaga propone volver a las principales políticas que adelantó el expresidente Uribe, sumando más inversión social.
El reto de la unidad
La izquierda expresada en el Polo Democrático y la Unión Patriótica así como la izquierda de centro encarnada en la Alianza Verde tienen el reto de unirse para las próximas elecciones presidenciales, pues sería un suicidio llegar cada uno con candidato propio.
A diferencia de la oposición de Uribe al gobierno Santos, que es más de posturas, la oposición de la izquierda se enfoca en cambiar el modelo de desarrollo económico y social que concibe la actual administración, particularmente en lo que tiene que ver con la firma indiscriminada de TLC y la explotación minera como base de la economía.
Sin duda hay propuestas de fondo en la izquierda pero debe superar el eterno problema en su historia en el país, la división y los personalismos. Su oportunidad está en aprovechar el pulso que sostienen santistas y uribistas, que se acentuará en campaña, mostrando tesis y programas para el nuevo país del postconflicto que se avizora.
En la baraja de esta tendencia política figuran como candidatos presidenciales Clara López (Polo), Aída Abella (UP), mientras que la Alianza Verde definirá su carta en una consulta que desarrollará en marzo, para la cual hasta ahora se han apuntado el exalcalde Enrique Peñalosa, los senadores Jhon Sudarsky y Camilo Romero. Igualmente se espera que participe Antonio Navarro, quien haría un anuncio en ese sentido luego de que Santos se lanzara al ‘agua’.