Después de tocar el cielo, de ser el equipo que rompió todos los récord y cimentar su condición de favorito para ganar la Liga ibérica y defender el título en la Champions League, el Barcelona pasó a vivir su vía crucis y a sentir cómo las llamas del infierno lo consumen.
El invicto de 39 jornadas, la capacidad goleadora de la MSN y su juego solvente, eficaz y eficiente, se diluyeron en los últimos 15 días, con una preocupante disminución física, fragilidad defensiva y, quién lo creyera, falta de ideas y talento en el sector medular.
Qué pueda pasar en la Liga BBVA está por escribirse porque la diferencia de hasta 10 puntos frente al segundo, hoy está reducida a tres ante su bestia negra, el Atlético de Madrid y cuatro frente a su rival de siempre, el Real Madrid.
Pero lo que más preocupa es la forma como se despidió, o mejor, como fue echado por el onceno del Cholo Simeone de los cuartos de final de la Champions League.
Ayer, cuando se esperaba que el Barça sacara a relucir todo su repertorio defensivo y ofensivo para hacer valer la diferencia con que llegó al Vicente Calderón de la capital ibérica (2-1) y confirmara su paso a semifinales y de allí a buscar una nueva Orejona, todo fue desencanto.
Los dirigidos por Luis Enrique cayeron 2-0, goles del francés Antoine Griezmann, en un resultado que parece benévolo para los culés y en el que la mano del árbitro incidió notablemente al no expulsar a Iniesta por mano dentro del área, aunque también pueden argumentar que se vieron perjudicados porque no sancionó otra pero en el área contraria y que pudo significar el 2-1.
El global fue de 3-2 a favor de los colchoneros del Cholo y que se verán las caras con Real Madrid, Mánchester City y Bayern Múnich, aunque las llaves solo se conocerán mañana cuando se realice el sorteo.
Desconocido
Acostumbrados a ver a un Barcelona avasallante, dinámico, contundente, al Vicente Calderón llegó un equipo desconocido, en el que la delantera formada por Messi-Suárez-Neymar pasó desapercibida y el francés Griezmann se convirtió en el héroe rojiblanco al anotar los dos goles de su equipo (36 y 88, de penal).
Atlético comenzó muy fuerte, con una presión muy adelantada y rápidas transiciones. Así, los locales tuvieron tres ocasiones de gol en los primeros siete minutos: Gabi (3), Carrasco (4) y Griezmann (7).
El Barcelona, muy lento, apenas podía contener el ímpetu rojiblanco. Pasados los primeros 10 minutos, el juego se igualó, aunque los azulgranas, incomprensiblemente, parecían renunciar a acercarse al área rival.
El premio al mejor juego del Atlético llegó poco después, en una mala salida de Jordi Alba, Gabi robó el balón, pasó a Saúl, que centró con el exterior y Griezmann se elevó en el primer palo para poner en ventaja a los madrileños (36).
El primer tiempo concluyó con un dominio que más parecía un espejismo de tenencia del balón del 71% del Barcelona y 29% del Atlético. Control irreal porque los azulgrana nunca inquietaron al portero Oblak, nunca llevaron peligro real porque si un elenco pudo traducir en el marcador lo que hacía en la cancha, ese fue el local, con Carrasco, pero el alemán Marc-Andre Ter Stegen se lo impidió.
La segunda mitad y pese a que el Barcelona necesitaba marcar al menos un gol para clasificarse a semifinales, comenzó con la misma tónica: un Barça desconocido y un Atlético que buscaba el segundo gol con velocidad.
Koke, Saúl, Griezmann… pudieron hacerlo mientras que los de Luis Enrique aparecieron esporádicamente y poco inquietaron al portero colchonero y al final fue el francés el que de pena máxima puso el 2-0, suficiente para que los aficionados dieran rienda suelta a la celebración y el Cholo “enloqueciera”.
Esta eliminación es un duro golpe para un Barcelona que parecía encaminado a repetir el triplete del año pasado (Liga, Copa y Champions), que ahora deberá tratar de asegurar un campeonato español que tenía en el bolsillo hace tres semanas, pero que tras sumar un punto de los últimos nueve posibles, ha visto cómo Atlético y Real Madrid se le han acercado.
No se puede afirmar que ganó el fútbol defensivo, de destrucción que practica el Atlético, sino que la eliminación es responsabilidad de Luis Enrique, cuyo planteamiento dejó dudas y un conjunto falto de actitud, sin ideas, obnubilado en el sector medular y desconectado en lo que era su fortaleza: la MSN.
Bayern hizo lo suyo
En el otro partido, Bayern Múnich se clasificó para las semifinales tras empatar 2-2 en Lisboa (3-2 en el global de la eliminatoria) ante el Benfica portugués.
El mexicano Raúl Jiménez hizo soñar a los seguidores lisboetas, adelantó al Benfica al filo de la media hora (27), pero el chileno Arturo Vidal (38) y Thomas Müller (52) acabaron con la emoción. El brasileño Anderson Talisca salvó el honor portugués empatando el encuentro (76).
Los dos técnicos sorprendieron con sus equipos iniciales. Pep Guardiola dejó en el banquillo al polaco Robert Lewandowski, el mejor goleador de los alemanes, mientras que Rui Vitoria, ante la baja por sanción de su artillero Jonas Gonçalves, decidió dejar en la grada al griego Konstantinos Mitroglou, llamado a ser el sustituto del brasileño, y colocar en el ataque al mexicano Raúl Jiménez. El argentino Nico Gaitán tampoco jugó, pero fue por lesión.