El adiós callado de un grande | El Nuevo Siglo
Jueves, 18 de Julio de 2013

El adiós callado de un grande. A nosotros, como caldenses raizales, nos duele profundamente la indiferencia que observó la sociedad manizaleña frente al fallecimiento del mayor Germán Peñaloza Arias, auténtico símbolo y pionero de la aviación regional, ocurrido el pasado 6 de julio.

Este proceder demuestra que los estamentos comarcanos jamás entendieron ni valoraron los esfuerzos que realizó este manizaleño ejemplar (que poseía casi 25.000 horas de vuelo)  para procurar que su patria chica contara con diarias conexiones aéreas con Bogotá y Medellín, las principales ciudades del país, desde el aeroparque La Nubia, a través de “Tarca”, primero, y de “Aces”, después.

La acongojada familia Peñaloza Calle vivió su duelo sin recibir la solidaridad de la clase dirigente de Caldas. ¡Qué pena!

Homenaje postrero. En su columna dominical de La Patria, el periodista Orlando Cadavid Correa escribió que los manizaleños siempre lo recordarán como el piloto que inspiraba más seguridad y confianza entre los usuarios del terminal aéreo de la ciudadela La Enea.

Refirió también que con el corazón partido por la desaparición  de su querido padre, la periodista María Teresa Peñaloza sintetizó así el tamaño del duelo familiar: 

“Realmente fue una pérdida muy grande para nosotros, sus hijos. Me parece mentira que haya fallecido. Realmente fue un gran hombre, un buen padre, amigo y esposo. Millonario en horas de vuelo que inició muy joven en la Fuerza Aérea de Colombia. Se retiró cuando obtuvo el grado de Mayor; por eso, lo llamaban cariñosamente "mi Mayor Peñaloza", cuando, con otros amigos fundó Tarca y, más tarde, Aces, sus otros dos hijos, que lloró con mucho sentimiento cuando desaparecieron”.

Palmarés aeronáutico. Principio y fin de la carrera del comandante Peñaloza: su primer vuelo en solitario fue el  29 de marzo de 1946, en un avión de escuela PT-19, cuando formaba parte del curso de pilotaje N° 20 en la base escuela Marco Fidel Suárez, de Cali. El primer vuelo, después de obtener el grado de piloto, fue en un T-6 de la FAC, entre la base aérea de Madrid (Cundinamarca) y la misma base aérea caleña, el 22 de diciembre de 1947. Perteneció a la FAC entre el 46 y el 59.  Su  último vuelo en Aces fue el 2 de octubre de 1986, en la ruta a  Manizales, en un avión DHC-6 Twin Otter. Estuvo en Aerocaldas, empresa de una duración muy corta.  El mayor se sumó a las aerolíneas que promovieron los capitanes Luis Pérez Castillo (Tarca, en 1961) y Hernán Zuluaga (Aces, en 1971) y el transportador terrestre Gustavo Cuervo Cortés. En octubre de 1986 se retiró de Aces por fuerza mayor, al cumplir los 60 años, edad límite para volar en empresas comerciales. Se dedicó a volar como piloto  privado en la aviación general, sin abandonar su actividad como instructor de vuelo. Germán Darío, su hijo mayor, lo emuló y se dedicó a la aviación comercial. Voló en Aces toda su vida y ahora está jubilado. Lloró la infausta desaparición  de Aces (decretada en agosto de 2003) que interpretó como un golpe muy duro para el desarrollo de la aviación comercial en Colombia, porque fue una empresa  que prestó un magnífico servicio en rutas nacionales e internacionales.