El abogado de los pobres llega a la alta magistratura. Quienes conocemos la cuna humilde que meció al jurista vallecaucano Wilson Ruiz Orejuela celebramos su elección por 174 votos de ambas Cámaras como magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, en tiempos en los que se cuestiona duramente a nuestras altas Cortes.
La verdad es que la Rama Judicial no se nutre todos los días de hombres de su talla profesional y de su entereza moral.
Casualmente Ruíz Orjuela se formó a puro pulso, pasando ingentes necesidades y trabajó de secretario de juzgado, como le tocó en sus inicios al actual presidente de la Corte Suprema, Javier Zapata.
Su impecable hoja de vida. Hijo de Carlos Tulio Ruiz Saldaña y Nubia Orejuela de Ruiz (analfabetos), en su casa nacieron siete hermanos: Carlos T., Janeth, Hermes, Emileth, Wilson, Carmen Rosa y Libia (abogada también). En orden cronológico, es el quinto de la camada.
El nuevo magistrado proviene de un hogar muy pobre. Estudió primaria en una escuela pública y, el bachillerato en el Colegio Cooperativo Simón Bolívar. Fue el mejor bachiller de los 3 grupos; pronunció discurso en el Concejo de Cali.
Trabajaba en el día y en las noches estudiaba la secundaria y luego Derecho, hasta egresar de la Universidad Libre, de Cali, en 1994. Hizo estudios de especialización en la San Buenaventura y en la Pompeu Fabra, de Barcelona. Ha dictado cátedra universitaria en las mejores universidades de Bogotá y Cali. Ha publicado 8 textos sobre el Estado y los derechos humanos. Ha sido procurador delegado ante el Consejo de Estado y miembro de la Academia de Jurisprudencia y del Instituto de Derecho Procesal. Es árbitro de la Cámara de Comercio de Bogotá.
Citador y Secretario. Cuando tenía 15 años laboró en Cali como mensajero del Colegio de Abogados Penalistas del Valle. Al cumplir los 18, el doctor Edgar Saavedra Rojas lo recomendó como citador en el juzgado 23 penal municipal de Cali. Posteriormente quedó de primero en un concurso del Tribunal Administrativo del Valle. A los 19 era citador del mencionado tribunal. Inquieto, se preguntaba por qué el citador del Tribunal Administrativo era grado 3 y, el Tribunal Superior, sala Civil, Penal y Laboral, eran grado 5. Elevó una petición al Ministerio de Justicia de la época y le dieron la razón, por el derecho a la igualdad.
Ascensos. A los 20 años fue ascendido en el Tribunal Administrativo como escribiente y, a los veintidós, cuando cursaba 3 años de derecho, lo ascendieron a auxiliar de magistrado. Graduado en 1995, renunció y, se dedicó a litigar, fundamentalmente en las causas de los más necesitados.
Nítidas victorias jurídicas. En La Sultana se le recuerda con especial afecto entre las clases populares porque tumbó el impuesto al teléfono y lo de los gases de los vehículos, que eran cada año, y logró que fuera cada dos años; en la Corte Constitucional tumbó los fondos de capitalización, por ello Emcali, hoy, debe devolver más de 80 mil millones de pesos a los usuarios. Ha sido defensor a ultranza de los congresistas en cuanto a su doble instancia y por ello demandó la Ley 144 de 1994. La Corte le dio la razón, pero le pasó la pelota al Congreso de la República. Ha defendido siempre con éxito a varios congresistas en negocios como nulidad electoral y pérdida de investidura.