Por Yao Yuan y Yuan Suwen
Especial para EL NUEVO SIGLO
LUEGO de una animada votación, la "estrella" de la clase uno fue entregada al niño regordete y tímido Ji Yuanqing. Cuando el fotógrafo se dispuso a tomar una foto, decenas de estudiantes corrieron para posar con el ganador. Con tantos rostros sonrientes unidos entre sí es difícil detectar que Ji es diferente a todos sus compañeros.
El niño de 8 años de edad es el primer estudiante autista que asiste a la Escuela Primaria Número 2 Dongtieying en Beijing.También es uno de los pocos niños que sufren esa discapacidad y que estudian en una escuela pública convencional china.
Mientras se conmemoraba el sábado el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, muchos padres chinos seguían luchando por hallar el mejor ambiente de aprendizaje para sus hijos autistas.
La educación incluyente, que alienta a las escuelas regulares a recibir a los niños con discapacidades, podría ser la respuesta, pero la falta de maestros especializados, instalaciones y de conciencia entre los padres hace que Ji sea uno de los pocos afortunados.
Un mundo mayor
Como la mayoría de los padres chinos, Ji Jingxin y Zhang Lijuan están decididos a que su único hijo reciba la mejor educación.
Luego de que a Ji se le diagnosticara autismo a los dos años de edad, su madre Zhang renunció al trabajo para enseñar al niño en casa. Como otros niños autistas, Ji a menudo lucha con las habilidades sociales y orales y necesita tiempo y paciencia extras de los padres. Zhang dijo que no tendrán un segundo hijo pues sus atenciones para Ji se verían disminuidas.
El padre de Ji asume completamente la responsabilidad financiera y gana dinero para enviar a su hijo a todo tipo de "centros de rehabilitación" costosos. El hombre dijo que se desilusionó rápidamente de estos "centros" pues muchos sólo están motivados por las ganancias y enseñan muy poco.
La idea de inscribir a Ji en una escuela regular llegó a la pareja durante un evento de canto hace dos años. Para su sorpresa, Ji comenzó a imitar el movimiento de los otros niños de presionar los audífonos hacia la boca, aunque no sabía que era para amplificar la voz.
"En ese momento, nos percatamos de que sabía como imitar, y que si tenía la oportunidad de asistir a una escuela pública podría aprender de los niños sanos. Estábamos seguros de que si asistía a una escuela especial tendría un efecto adverso", dijo el padre.
"Él es muy cercano a su madre y ha disfrutado su tiempo en casa, pero no podremos estar siempre con él. Esperamos que pueda aprender a interactuar con otros niños y que eventualmente se integre a la sociedad. Merece un mundo mayor fuera de la familia".
Tesoro extraordinario
El caso de Ji es especial. Sólo un puñado de escuelas chinas son capaces de aceptar a estudiantes con autismo. Quienes padecen el mal tienen dificultades en las relaciones sociales, se le dificulta comunicarse y en ocasiones presentan conducta "excéntrica", todo lo cual provoca que sean marginados.
Pero la situación empieza a cambiar. En Beijing, alrededor de 200 escuelas han abierto "salones de clase de recursos" en respuesta a una política emitida en febrero por el Ministerio de Educación sobre instalaciones de educación especial.
La escuela Dongtieying recibió una subvención del gobierno de 500.000 yuanes (77.300 dólares). Los directivos usaron parte del dinero para abrir un salón de clases de recursos, equipado con las instalaciones para los cinco estudiantes de la escuela que tienen dificultades de aprendizaje.
La escuela capacitó a un maestro de educación especial e inculcó valores caracterizados por la aceptación en toda la escuela, señaló su subdirector, Yan Liping.
"Les dijimos a los maestros que los niños especiales como Ji son un raro tesoro y que enseñarles enriquecería enormemente su experiencia de trabajo", dijo Yan.
Zhang Xu, profesora asociada de educación especial de la Universidad Unión de Beijing, está de acuerdo en que la inclusión no sólo beneficia a los niños con discapacidades sino también a los otros niños y a los maestros.
"Esas experiencias les enseñarán (a los niños no discapacitados) cómo vivir en un mundo diverso y con gente que es diferente a ellos", indicó Zhang.
Temor a la exclusión
A cerca del 1 por ciento de la población china se le ha diagnosticado autismo, mientras que en Estados Unidos, uno de cada 68 tiene un desorden de espectro de autismo.
La falta de maestros de educación especial, sin embargo, es el mayor problema en los esfuerzos de China para inscribir a niños autistas en escuelas regulares.
No fue sino hasta el año 2000 cuando se abrió la primera facultad para educación especial en la Universidad Unión de Beijing. A pesar de esto, muchas escuelas del sistema siguen teniendo dificultades para contratar a un graduado de educación especial.
"Existe una severa escasez de maestros de educación especial, en especial en momentos en que China fomenta la inclusión", dijo Zhang. "Otros maestros también deben recibir capacitación en educación especial".
La profesora teme que la campaña de inclusión pueda terminar como un espectáculo en algunas escuelas chinas. "Algunos estudiantes autistas están sentados en los salones de clase sólo para demostrar el carácter incluyente de las escuelas, pero los maestros y estudiantes les prestan poca atención. Siguen siendo excluidos", señaló Zhang.
Esos temores fueron expresados también por la madre de Ji. Ella observa a a su hijo en todas las clases y se mantiene alerta para evitar que "moleste a otros niños". La maestra está feliz de ayudar a los maestros, a otros estudiantes y a otros padres.
"Espero que se vuelvan más como yo. Para que puedan ser más amables con mi hijo", explicó.