El estratega enderezó el proceso tras el tropezón en el Torneo Suramericano Juventud de América.
Por José Yesid Angulo Campos
Periodista de EL NUEVO SIGLO
Habría sido una auténtica locura haber relevado al entrenador Eduardo Lara Lozano después de la desastrosa participación en el Torneo Suramericano de Fútbol Juventud de América Perú 2011, en el que Colombia cumplió una decepcionante participación.
Más de uno pidió la cabeza del profesor Lara, considerado como el entrenador que más conoce el balompié menor del país. Sin embargo, los directivos respaldaron el proceso, primero porque el Mundial Sub-20 estaba cerca y segundo porque sería arrancar de cero la tarea y no había tiempo para mecanizar un estilo de juego.
El zar de la Fedefútbol Luis Bedoya manejó el tema con gran inteligencia. No se dejó llevar por las presiones y más bien se dedicó a bajarle el tono al fracaso en el Suramericano e hizo ‘olvidar’ a la gente que los colombianos habían realizado una pálida campaña, inculcándoles que en el Torneo Mundial Sub-20 todo sería diferente, mientras que Lara reconocía los errores cometidos en territorio peruano, donde Colombia no logró clasificar a los Juegos Olímpicos de Londres (Inglaterra) 2012.
Lo que pasó en el Suramericano Juventud de América le sirvió a Lara para zafarse de tanta presión, pues se llegó a decir que alineaba los jugadores que algunos dirigentes le imponían, lo cual está siendo desvirtuado con el magnífico papel que está haciendo en el Mundial Sub-20.
El laboratorio para Eduardo Lara fue el Torneo Esperanzas de Toulon, Francia 2011, en el que encontró el equipo ideal. La ganancia del tercer título fue también una dosis de confianza para el Mundial.
Cristian Bonilla le dio seguridad al arco, Jeison Murillo se convirtió en el súper socio de Pedro Franco en la línea de atrás y descubrió que José Adolfo ‘Trencito’ Valencia es mejor como mediapunta. Lo demás fue obra de carpintería: Michael Ortega reforzó la línea del medio, en la que el líder James Rodríguez se encargó de alimentar con sus precisos pases a ‘Gol’ Muriel, quien se encargó de dejar a un lado el cuento de que la Selección Colombia Sub-20 no tenía quien concretara las opciones de anotar.
Hoy, la Selección Colombia Juvenil es equilibrada, con algunas mínimas fisuras en defensa, que juega con estilo y, lo mejor, hace goles. En el Mundial, los cafeteros golearon 4-1 Francia, vencieron 2-0 al patadura Malí y no desentonaron ante Corea del Sur.
Eduardo Lara le está ganando la partida a quienes le pedimos que diera un paso al costado, gracias a que reflexionó e interpretó a tiempo algo innegable en el fútbol: deben actuar los jugadores que mejor interpreten el libreto. Colombia reforzó su favoritismo para ganar el Mundial Sub-20, pasando invicta la primera ronda. Lo que venga a partir de ahora será ganancia, ya cumplió la primera meta, vendrá un capítulo más duro: los octavos de final, en los que se tendrá que certificar que los anfitriones tienen hambre de título y que se cuenta con un grupo ideal para dar la vuelta olímpica. En esta instancia es prohibido relajarse. Eso lo saben Lara y sus alumnos, quienes además necesitan un poco de suerte, pues luego de ver la mayoría de Selecciones, nos queda como conclusión que Colombia tiene madera para estar en lo más alto del podio.
El ‘Proceso Lara’, que tiene muchas raíces, se ha fortalecido. Ahora no se sabe qué sucederá después del 20 de agosto. La Comisión Técnica de la Fedefútbol, que capitanea el odontólogo Francisco Maturana, tiene muchos planes a nivel de las Selecciones menores y de pronto a Eduardo Lara le sucede lo que le pasó a Ramiro Viáfara, que no dio la talla en el Suramericano y le dijeron ‘muchas gracias’.
La situación de Lara deberá ser manejada con inteligencia. Él es el más capacitado para orientar el combinado Sub-20 y no le podrán decir adiós sin antes evaluar su labor. Lara, con alguien que le hable al oído, es capaz de muchas cosas. Entonces habrá que tener pulso en el momento de hacer un revolcón; cambiar por cambiar no sería saludable para el fútbol de Selección juvenil.
Ese aspecto se le tiene que reconocer a Luis Bedoya, que no se deja llevar por presiones, ni sentimentalismos, es un dirigente que sabe medir los procesos. Bedoya tomó el tropezón de Lara en el Suramericano Juventud de América como parte del inventario, lo sostuvo y lo mantendrá hasta nueva orden.
¿Qué tal que Eduardo Lara le dé el título Mundial Sub-20 a Colombia? Sería como un ¡dejenme trabajar, que aquí el que sabe y manda, soy yo!