- Alerta: se avecina la etapa más crítica
- Disciplina social, factor determinante
Tras detectar el 6 de marzo el primer caso de Covid-19 en Colombia, está claro que por la curva epidemiológica de las últimas dos semanas, en las que se ha visto un crecimiento sostenido tanto del número diario de nuevos contagios como de decesos, el país está entrando en la fase más crítica.
Teniendo ya más de 30 mil personas infectadas, un poco menos de mil fallecidas y casi 9.000 recuperadas, los expertos coinciden que nuestra Nación está dando un manejo particularmente positivo a la pandemia y prueba de ello es que tiene mejores indicadores epidemiológicos que buena parte de los países latinoamericanos, región que hoy es el principal foco de contagio de este coronavirus en el planeta, sumando casi 52 mil muertes y más de un millón de personas infectadas, teniendo a Brasil a la cabeza, con la mitad de los casos. De hecho el gigante suramericano, con casi 30 mil decesos, es ya la cuarta nación con más víctimas fatales en el mundo, después de Estados Unidos (104 mil), Reino Unido (38 mil) e Italia (33 mil).
Pero más allá de ese buen manejo que la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud le reconocen al gobierno colombiano, es evidente que el país se acerca al llamado “pico epidemiológico”, que según los modelos matemático-sanitarios se da en el momento en que se alcanza un máximo de personas infectadas dentro de un universo poblacional susceptible de contagiarse, y a partir de allí empiezan a disminuir tanto el número de enfermos como de fallecidos, en tanto crece el volumen de recuperados.
¿Cuándo será, entonces, el pico del Covid-19 en Colombia? Esa es la pregunta más reiterada en el país en el último trimestre, sobre todo desde que en la última semana de marzo el Gobierno ordenó una cuarentena general para más del 90 por ciento de la población. De hecho, cuando comenzó ese aislamiento preventivo obligatorio el modelo matemático-sanitario indicaba que el momento más crítico de la pandemia podría darse en la última semana de abril o la primera de mayo. Esa proyección se hizo con base en las evidencias de la expansión del virus en Asia pero sobre todo en Europa, en donde, por entonces, la situación era crítica.
Sin embargo, tanto los expertos de la OMS como de cada país luego se dieron cuenta de que las realidades epidemiológicas son distintas en cada nación, no solo por factores básicos como la fortaleza o debilidad de su sistema de salud o la capacidad para hacer pruebas masivas y aislar a los contagiados, sino por el tipo de medidas de emergencia que se adopten y el grado de anticipación y eficacia de la mismas. Ejemplo de ello es la diferencia en número de contagios, enfermos críticos y víctimas mortales entre países que ordenaron más rápido las cuarentenas y demás medidas de aislamiento social, frente a las naciones en donde ese tipo de restricciones se tardó más o fueron sustancialmente flexibles.
Así las cosas, Colombia, que está aplicando una de las cuarentenas más largas a nivel global, aunque ha venido reactivando poco a poco algunos sectores productivos, logró no solo aplanar la curva de contagios en abril y parte de mayo, sino contener la tasa de letalidad por el Covid-19. Y ello se traduce, por obviedad, en que el pico de la pandemia se ha ido aplazando, lo cual es un elemento primordial para poder preparar mejor al sistema de salud para atender sin saturación a los enfermos más graves y disminuir la cantidad de fallecimientos. Esa circunstancia es la que explica por qué las previsiones iniciales sobre el pico de la pandemia en abril o mayo, afortunadamente, no se cumplieron. Es más, a hoy tampoco se sabe si, como se empezó a señalar a mediados del mes pasado, la fase crítica se registre en la segunda quincena de junio, o incluso después, es decir en julio o hasta en agosto si es el caso. Aquí es claro que juega papel primordial qué tanto funcionen o no las medidas de aislamiento social y de bioseguridad en espacios públicos y abiertos, sistemas de transporte masivo y sitios de trabajo. Ello porque es evidente que a partir de la reactivación productiva que comenzó en mayo (y que ayer se aceleró), la curva de contagios ha subido así como la de decesos, producto de una mayor cantidad de personas en las calles y menos confinadas en sus casas.
Así las cosas, la pregunta en torno a cuándo será el pico de la pandemia en nuestro país resulta difícil de responder, en la medida en que todo depende del grado de disciplina social sanitaria de las últimas tres semanas y lo que pase ahora que más sectores productivos se reactivan. Lo único evidente, eso sí, es que lo más difícil está por venir y todas las alertas deben estar prendidas.