- El sí a nuevo modelo de cobro por valorización
- Obras a la vista recuperan el respaldo ciudadano
Una muestra de madurez política y de compromiso con el progreso de la ciudad. Eso fue lo que esta semana dio el Concejo de Bogotá al aprobar el proyecto de acuerdo que presentó la administración del alcalde Enrique Peñalosa para dar curso a un nuevo cobro de valorización por beneficio zonal con destino a la construcción de obras en determinados sitios de la urbe. Si bien, como era previsible, los debates en la comisión y plenaria fueron intensos, al final primó la ponderación de las mayorías del Cabildo en torno a que es necesario que la ciudadanía colabore en la financiación de proyectos que tendrán un impacto directo sobre su entorno, bienes y calidad de vida.
Esta nueva iniciativa es una de las más ambiciosas que se han emprendido bajo este esquema, ya que permitirá financiar un total de 16 obras viables y de espacio público en tres zonas de la capital del país, que beneficiarán a más de 2,5 millones de ciudadanos, es decir casi un 30% de la población total bogotana, por lo menos al tenor de las proyecciones preliminares del nuevo Censo. Los aportes de los propietarios de más de 382 mil predios ubicados dentro de esos tres ejes zonales permitirán recaudar $906 mil millones que se destinarán a construir ocho proyectos de aceras y ciclorrutas, cuatro obras de infraestructura vial, un puente peatonal y un corredor ambiental, así como para la readecuación de un amplio sector de la zona industrial y el levantamiento de un centro cultural de primer nivel. Este último se denominará “Centro Felicidad”, un complejo al servicio de todos los bogotanos que contará con piscinas, gimnasio, auditorio, salones para clases de historia, música, pintura, danza, aves de la región, astronomía y toda una serie de actividades lúdicas. Será un plan piloto en todo el continente.
Es evidente que ese visto bueno del Concejo fue posible en gran parte porque el proyecto de acuerdo impulsado por la Alcaldía contempló una serie de características y condiciones que corrigen las falencias y puntos débiles de cobros de valorización en mandatos pasados. Y no se trata de ajustes menores al esquema. Todo lo contrario, se creó una metodología que no solo permite recuperar la confianza ciudadana en este tipo de mecanismos de financiación, sino que asegura que los recursos se verán rápidamente reflejados en el día a día de los habitantes de los sectores en donde se adelantarán las obras propuestas.
¿Cuáles son esas características? La contribución cumple con el estándar de progresividad y equidad, toda vez que, por primera vez, la valorización no se cobrará a los propietarios de predios residenciales de estratos uno, dos y tres, salvo contadas excepciones. De igual manera, en una medida sin precedentes, los grandes contribuyentes podrán pagar en cuotas hasta por cinco años. Con el objetivo de recuperar la confianza de los bogotanos en este esquema, muy golpeada debido a las fallas por incumplimientos en algunas obras anteriores, ahora, también por primera vez, se va a pagar el proyecto al mismo tiempo que se adelanta la construcción. Esto significa que el contribuyente verá todos los días que los recursos que aportó están invirtiéndose de manera efectiva. Para asegurar este aspecto clave e inédito, la Administración presentó al Concejo el paquete de obras a financiar pero ya con diseños contratados y en ejecución, así como presupuestos ajustados a la realidad. Las licitaciones, por tanto, se abrirán sin demora. A lo anterior se suma la novedad de incluir obras en el sector industrial, que es estratégico para la productividad, la generación de empleo y el crecimiento de la ciudad. Y, por último pero no menos importante, por primera vez para los contribuyentes de predios residenciales el tope máximo de contribución será equivalente a un impuesto predial.
Visto lo anterior, bien se puede decir que todo el modelo está planificado para evitar el riesgo de retrasos, incumplimientos, sobrecostos o cualquier asomo de corrupción o inversión de los recursos en otras áreas o proyectos. Si la ciudadanía constata ello en el corto plazo y comienza a experimentar de manera directa el beneficio prometido, entonces no solo recupera la confianza en el mecanismo sino que se mostraría dispuesta a otros ejercicios similares en el futuro.
Como se dijo, el Concejo y la Alcaldía dieron una muestra de madurez política y de compromiso con el progreso de la ciudad. Le toca el turno a la ciudadanía y el reto es que sus aportes sean transparente y eficazmente invertidos. Si ello ocurre los discursos populistas, anacrónicos y reaccionarios de ciertos dirigentes y partidos de izquierda, no tendrán eco alguno y, por el contrario, las mayorías darán un voto de confianza al progreso de la ciudad.