En Irak, luego de la retirada de las tropas norteamericanas, la inseguridad sigue siendo una cuestión grave para el gobierno. Incluso durante la etapa posterior al derrocamiento de Saddam Hussein y su ejecución por la justicia iraquí, los ataques suicidas eran rutinarios, no obstante la capacidad bélica, tecnológica y el enorme número de efectivos de las fuerzas de ocupación, resultaba casi imposible evitar las acciones de alienados que no dudaban en inmolarse junto con sus víctimas.
Difícil para cualquier gobierno el manejo de un país con diversidad de grupos religiosos, chiíes, sunitas, cristianos. Se requiere de mucho tacto para enfrentar problemas que se derivan de desavenencias entre los diferentes cultos.
Ahora quienes están siendo afectados por la violencia son los cristianos. En el más reciente atentado perdieron la vida 44 personas y más de 70 heridas, en Bagdad. El ataque con carro bomba fue dirigido contra una iglesia donde se celebraba la misa de Navidad.
El primer ministro Nuri al Maliki, quien pertenece a la comunidad chií, propugna por la unidad nacional y la tolerancia. En la zona autónoma del Kurdistán iraquí, hay mayor seguridad para los cristianos que residen allí. Hubo fiesta con decoración de calles, y fueron felicitados por el primer ministro, quien hizo llamado a los cristianos para que permanezcan en Irak. Es muy complejo todo en el país árabe. Sin embargo, el gobierno sigue empeñado en brindar seguridad y tranquilidad. Ojalá logre este objetivo.