En estos tiempos de vida acelerada, en los que el ideal de la mayoría es lograr el éxito rápido es exiguo el número de quienes coronan sus ambiciones. Aunque se dice que la educación es el pasaporte para el triunfo, no siempre las cosas están a la mano. En el mundo de hoy salen adelante los más audaces que se abren camino superando escollos.
Es evidente que las capacidades, formación y acervo de conocimientos, junto con los certificados académicos, son determinantes a la hora de buscar empleo, sin embargo, no todos a pesar de su currículo consiguen una ocupación que llene sus aspiraciones. Los múltiples retos de la civilización actual suelen amilanar a seres de carácter débil. Las modernas tecnologías aunque son auxiliar imprescindible en todas las actividades, también inciden en pérdida de empleos. La automatización, el uso de robots en diversos trabajos, donde suplen a los humanos, en algunos países avanzados, han dejado a operarios sin trabajo.
A lo largo de la historia del mundo se han dado notables transformaciones en el discurrir cotidiano. Quizá en épocas no tan lejanas, la vida era más sencilla. Ahora, más compleja, lo que exige estar preparados. Las nuevas generaciones quizá llegan con el impulso de la innovación. Los niños son más informados y se adaptaron con rapidez a los nuevos inventos. Se pensaría que estamos en la era de las maravillas. No es así, cada vez hay más personas que sucumben en la frustración de no haber realizado sus sueños. Se requiere ser muy competitivo o tener dotes innatas en alguna especialidad para cumplir las metas. Quienes quedan a la vera del camino en sus propósitos, el pesimismo y la insatisfacción los invade. Es la razón del aumento alarmante de depresión, sensación de soledad, angustia, que llevan al desequibrio emocional. En el país se están incrementando casos de personas con trastornos mentales. Tal vez la frase de no están todos los que son, ni son todos los que están se puede aplicar en el sentido de que la población con enfermedad mental es más grande que la reveladas en las estadísticas. Es un fenómeno universal. Según la Organización Mundial de la Salud 450 millones de personas tienen algún trastorno mental. Aquí se requieren políticas de prevención de amplio espectro para prestar asistencia a los afectados. La salud mental es base primordial de la sanidad de los pueblos.