La falta de datos ciertos sobre las operaciones que se la han hecho al comandante Hugo Chávez. El secreto que rodea sus desplazamientos constantes en los últimos años a Cuba, con escalas en otros países para citas médica rodeadas de misterio. La falta de informes clínicos creíbles, como los cuadros médicos de distintas latitudes que presuponen que su situación se torna crítica y desesperada, siembran la confusión. Entre los galenos enterados de la naturaleza del cáncer que lo agobia, desde el punto de vista científico no ven una salida, puesto que al reproducirse los tumores con tanta frecuencia, significa lo peor. Quizá, por lo mismo, se repiten en La Habana las frecuentes visitas a santeros, que para los supersticiosos son los mismos que mantienen con vida al comandante Fidel Castro, después de que sus médicos fallaron en la cirugía. Lo que se repite en Venezuela con las constantes peticiones a María Lionza, lo mismo que las cadenas de oración que se extienden entre los chavistas día a día. Así como las invocaciones del mismo comandante a la Virgen y todos los santos de la Santa Madre Iglesia, con la que tuvo tantos desencuentros. Semejante estado de cosas mantiene a Venezuela en vilo, todos paran las orejas cuando otros hablan en voz baja sobre la salud del Presidente. Los correos electrónicos se recalientan como las ametralladoras de tantas noticias sobre un final letal que ya habría ocurrido y los consiguientes desmentidos oficiales sobre su salud.
Para intentar saber la verdad del cuadro clínico y especular sobre su situación real, se estudian los últimos mensajes que se le atribuyen al gobernante venezolano, que parecen mejor escritos y recuerdan el léxico habitual de Fidel Castro, lo que sus seguidores interpretan como algo normal dada su amistad, por tanto no tendría nada de raro que en circunstancias tan apremiantes escribieran a cuatro manos. Los políticos vuelven a leer lentamente y meditando cada palabra, su última intervención en la que se despidió del pueblo venezolano y al estilo de las antiguas tribus consagró como su sucesor a Nicolás Maduro, un hombre del pueblo que creció en la burocracia oficial, dejando atrás a los compañeros de armas golpistas y revolucionarios, los viejos socialistas-chavistas, los militares ligados a los sectores extremos del Régimen, los agitadores de la Asamblea. Maduro es el hombre que ha sabido entenderse con Fidel Castro, con Raúl, con la izquierda de Hispanoamérica y el exterior, que maneja un discurso mesurado comparado con las famosas interjecciones de su jefe. En el momento de consagrarlo el gobernante reconoció su lealtad insobornable, lo que hizo que los presentes se miraran unos a otros, para entender la exclusión virtual de otros dirigentes. Y, lo más interesante, Chávez le encomienda a su eventual sucesor que siga la revolución, la que en términos marxistas no se ha dado aún.
Por supuesto, dadas las innegables dotes de histrión del comandante Chávez, no faltan los que sospechan que se trata de otro de sus actos teatrales, con los cuales entretiene al pueblo, lo que le ha permitido pasar gran parte de su mandato en el exterior, mientras en Venezuela hacen cábalas sobre su salud. En términos teatrales, tras los rumores sobre su deplorable enfermedad y de su muerte, intentaría reaparecer en escena, resucitar. Elementos más suspicaces mencionan grandes movimientos de dinero de la cúpula chavista al exterior, mientras otros dicen que con los resultados de las pasadas elecciones regionales pasó lo contrario, al ganar en varios Estados los amigos del gobierno se disparó la propiedad raíz en el país. Mientras, en la Florida se produjo una leve alza de los precios de las viviendas por cuenta de venezolanos contrarios al gobierno que salieron del país.
Lo evidente es que el 10 de enero ya está encima y todo parece indicar que el comandante Chávez, no podrá hacer otro acto de prestidigitación y retornar a Caracas para esa fecha. En tales circunstancias los seguidores del comandante en la Asamblea, intentarían modificar la fecha de posesión, para que siguiera el Régimen en la interinidad, en tanto se supone que el comandante pueda recuperarse, en el entendido de que continúa con vida. En tales circunstancias seguidores y adversarios buscan una transición pacífica. La deserción política de Chávez sería el mas rudo golpe para la izquierda de Hispanoamérica, que se ha mantenido vigente en gran parte por cuenta de los dólares del petróleo venezolano y la generosidad delirante del comandante en su insaciable afán de figurar internacionalmente y subvencionar el incienso a su imagen. Cometido en el cual al unir la revolución al militarismo y el petróleo, alcanza notable éxito al sustituir por el suyo el influjo de los Estados Unidos en la región, para favorecer el socialismo del siglo XXI.