*Elecciones en Paraguay
*Campea el nacionalismo
La política del Paraguay, desde que fue defenestrado el general Alfredo Stroessner, se caracteriza por la inestabilidad y las sorpresas. Tras décadas de calma durante su gobierno, con el apoyo del binomio Ejército - Partido Colorado, la renuncia del poder por la traición de su consuegro, el levantamiento de la tropa elite y la audacia del entonces coronel Oviedo que amenazó con inmolarse con unas granadas junto con el dictador, éste desistió de seguir en el poder. Al parecer, tampoco tenía muchos deseos de continuar en el mando, sino que no encontraba un sucesor de su confianza. Se exilió en Brasil, en donde perdió todo interés en la política, sumido en un profundo desprecio por sus contemporáneos, para matar el tiempo veía películas de dibujos animados.
El militar que más trató de seguir los pasos de Stroessner fue el general Lino Oviedo. Se destacó como un conspirador, de gran influencia en las Fuerzas Armadas y en la política. Mantuvo una estrecha amistad con el entonces presidente de Argentina, Calos Menem, lo mismo que con varios generales de ese país, lo que le generó una reconocida enemistad con los sectores democráticos de Argentina. Tras participar en varias conspiraciones con militares y políticos de derecha, pasó una temporada en la cárcel, lo que lo hizo más popular y fortaleció su voluntad de lucha. En plena campaña presidencial para las elecciones de hoy domingo, apenas hace unos días el general Oviedo encontró la muerte al caer el helicóptero en el que se desplazaba. Se sospecha que pudo tratarse de un sofisticado atentado.
Al ser destituido por el Congreso el presidente Lugo, la izquierda perdió espacio en Paraguay. Desde entonces se dividieron y prospera la causa del Partido Colorado. A pesar de que la hostilidad de los gobiernos de izquierda de la región es manifiesta, lo mismo que la presión de estos países en contra de las políticas del país y sus gobernantes. Lo que no amilana a sus gentes, acostumbradas a mantener posiciones insulares y aferrarse a un nacionalismo entusiasta e insobornable, desde los tiempos del doctor Francia y del mariscal Solano López. Lo cierto es que para que pudiese ingresar a Unasur Venezuela, sancionaron a Paraguay sus mismos vecinos y compañeros de ruta en lo económico. Y al actual gobernante le ha correspondido soportar la dura exclusión y los frecuentes ataques verbales de sus vecinos, así como el aislamiento. En tales circunstancias la población se aferra al nacionalismo.
En esas condiciones el político del Partido Colorado, Horacio Cortés, encabeza las encuestas con serias posibilidades de llegar al poder. Su discurso es de corte popular y nacionalista. Se comunica con facilidad con el pueblo. Parece contar con el apoyo de las Fuerzas Armadas y de la clase media. En materia económica es ortodoxo. A su vez, los liberales han hecho una campaña intensa y han salido a las calles y plazas, al parecer con jugosa financiación del exterior para mover su aparato político. Su hombre, Efraín Alegre, quien sostiene que es el candidato más serio a la Presidencia. La campaña que viene haciendo ha mostrado un buen expositor y cierta capacidad de movilizar la opinión. Mas parece que no le alcanza el combustible para ganar.
Poco antes del cierre de campaña El Instituto de Comunicación y Arte, de Enrique Chase, le da a Cortés un 47,6 por ciento de la intención de voto, lejos del exministro de Obras, Efraín Alegre, quien marca el 32,5, y del postulante de Avanza País, el conductor televisivo Mario Ferreiro, que llega al 7,4. El candidato Miguel Carrizosa, de Patria Querida, es un político hábil y buen negociador, pese a lo cual está casi de último en intención de voto.
La novedad ha sido el empleo intensivo de la televisión, en la que todos los candidatos han invertido grandes sumas en propaganda, sin que consigan hacer debates que conmuevan la opinión o que cambien el curso de la campaña. Se dice que el candidato que puntea en las encuestas del Partido Colorado es el que más ha recorrido el país, en contacto permanente con el electorado.