- ¿Consumo recreativo de marihuana en Colombia?
- Informes científicos confirman sus graves efectos
Al presentar recientemente un resumen pormenorizado de las últimas conclusiones científicas sobre la marihuana y sus efectos en quienes la consumen a cualquier edad, la experta Nora D. Volkow, directora Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, en Estados Unidos, advertía que las políticas sobre la cannabis estaban cambiando y su consumo con fines médicos y recreativos se había legalizado en varios estados de ese país. Frente a ello indicó que era particularmente importante que las personas comprendieran lo que se sabe tanto sobre los efectos perjudiciales para la salud como los posibles beneficios terapéuticos que se atribuyen a este producto.
Según Volkow, dado que la marihuana distorsiona la percepción y deteriora la memoria a corto plazo y la capacidad de juicio, puede disminuir el desempeño escolar o laboral y crear riesgos al conducir un vehículo. También afecta sistemas del cerebro que continúan desarrollándose hasta la etapa inicial de la adultez, por lo que el consumo regular por parte de los adolescentes puede tener efectos negativos y duraderos en su evolución cognitiva. Esto, según la directora Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas en Estados Unidos, pondría a esos jóvenes en una situación de desventaja competitiva y posiblemente interferiría con su bienestar de varias otras maneras. Como si fuera poco, recalcó que contrariamente a lo que se cree, la marihuana puede ser adictiva y por ello consumirla durante la adolescencia aumentaría la probabilidad de tener otros problemas de drogadicción. Es más, precisó que todavía es un interrogante científico si el fumar marihuana o consumirla de alguna otra forma tiene efectos terapéuticos que superan los riesgos de salud, aunque recalcó que durante décadas han existido medicamentos seguros basados en sustancias cannabinoideas derivadas de esta planta, y se están creando más.
Estos argumentos deben tenerse en cuenta ahora que en nuestro país el Congreso está discutiendo un proyecto que, partiendo de la tesis subjetiva de que la marihuana no genera efectos perjudiciales sobre la salud, busca legalizar y regular su consumo recreativo. No hay que olvidar que desde el gobierno pasado se aprobó el proceso de cultivo y transformación de cannabis para fines medicinales. Esta nueva iniciativa, como es apenas obvio, ha generado un gran debate a nivel nacional, sobre todo en un país en el que por varias décadas la estrategia antidroga se ha enfocado, con sacrificios de miles de vidas, en combatir de manera abierta el narcotráfico, descartando de plano las propuestas para legalizar la producción, comercio y consumo de estupefacientes y otras sustancias psicoactivas.
La polémica por este proyecto de acto legislativo, que no tiene mucho ambiente entre las mayorías parlamentarias de Senado y Cámara, coincide con la presentación días atrás de los resultados de la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019, según la cual más de 2,3 millones de colombianos entre los 12 y 65 años admitieron haber consumido sustancias ilícitas. La investigación, realizada por el DANE, ha recibido críticas por parte de algunos expertos que ponen en duda varias de sus conclusiones, bajo la tesis de que no todas las personas consultadas al respecto terminan admitiendo la verdad sobre si tuvieron contacto con sustancias ilegales. Es más, durante la presentación de la Encuesta, la entonces Ministra de Justicia advirtió que la magnitud de la problemática solo se conocerá al comparar estos resultados con los del estudio que se dará a conocer en septiembre, elaborado por el Observatorio de Drogas de Colombia, en coordinación con el Ministerio de Salud y las autoridades competentes en la materia. Por ahora es claro que ante las distintas interpretaciones dadas a esta clase de informes, es urgente que en Colombia se unifique la información sobre el consumo de drogas, no solo porque debe ser la base de la política integral del Gobierno en materia antidroga, denominada “Ruta Futuro”, sino porque este no es el momento de sembrar dudas sobre la estrategia de combate frontal al narcotráfico, sobre todo ahora que, por fin, se logró contener la tendencia alcista de los narcocultivos, tras siete años de aumento imparable.
De acuerdo a la investigación del DANE, siguiendo las tendencias mundiales, la marihuana continúa siendo la sustancia ilícita de mayor consumo en Colombia, a tal punto que el uso reciente o en el último año de dicha sustancia fue declarado por el 2,7% de los encuestados, siendo Risaralda, Quindío, Caldas, Antioquia y Bogotá las zonas que presentan mayores prevalencias en este campo.
Más allá de la certeza o no de esos porcentajes, lo cierto es que el Parlamento debe tener en cuenta todos estos datos a la hora de la analizar el proyecto de reforma constitucional ya referido, más aún en un país en el que microtráfico se ha convertido en uno de los mayores motores del reciclaje de la violencia local y regional, como lo prueban la racha de asesinatos de líderes sociales y masacres, así como en un emporio criminal que mueve más de seis billones de pesos al año a costa de envenenar con drogas de todo tipo a la juventud y un porción creciente de adultos en Colombia, muchos de los cuales terminan en problemas con la ley.