* Justicia británica preserva oro venezolano
* Régimen Maduro sufrió duro revés externo
Una práctica muy marcada en materia de estabilidad y credibilidad económicas ha sido aquella en las que los países mantienen depósitos en el exterior con reservas en oro, cuya principal función no solo es respaldar la emisión de moneda local sino servir de prenda de garantía sobre sus obligaciones financieras, especialmente los empréstitos y la emisión de títulos y bonos soberanos. Los bancos de Inglaterra y Estados Unidos son los más tradicionales para este tipo de operaciones.
En el caso de Venezuela se recuerda que desde la época de Juan Vicente Gómez mantenía reservas monetarias en el exterior. Ese gobierno había perdido gruesas sumas de dinero en moneda alemana y prefirió invertir en oro, ya que el metal dorado es quizá el activo más seguro y estable a nivel global, que incluso suele subir de precio en tiempos de crisis mundiales.
Gran parte del siglo pasado el Estado venezolano, en medio de la alternación democrática de los gobiernos y teniendo como principal flujo de caja los billonarios ingresos peroleros, mantuvo e incrementó sus ya de por sí cuantiosas reservas en lingotes de oro en bancos extranjeros. Sin embargo, cuando Hugo Chávez llegó al poder, en 1999, resolvió poco tiempo después, en nombre de su política nacionalista, repatriar unas 160 toneladas de oro que sacó de los bancos de Estados Unidos y de la Unión Europea. En su traslado, incluso, una parte pasó por Cuba y finalmente llegó a Caracas para ser depositado en el Banco Central de Venezuela. Todo esto sin que hasta ahora se conozca cómo llegaron al poder de la enfermera personal del mandatario una apreciable cantidad de lingotes de oro que, después de la muerte del enfermo presidente en 2013, intentó depositar en Suiza, siendo detenida en España y luego extraditada a Estados Unidos.
Tras la llegada de Nicolás Maduro como sucesor de Chávez, el régimen chavista, que se fue radicalizando cada vez más, malgastando los ingresos petroleros, disparando el déficit fiscal y quebrando la economía local, tomó la costumbre de acudir más recurrentemente a las reservas de oro para tratar de solventar la crisis generalizada. Alguna parte, se supone, fue trasladada a países de Asia, en tanto que otras se habrían monetizado o cambiado por armas y otros productos. En medio de ello no son pocas las denuncias de la oposición en torno a que las principales cabezas del régimen dictatorial incurrieron en prácticas corruptas para apoderarse de una parte de las reservas auríferas, esquilmando gravemente el erario mientras la población de hundía en la pobreza y millones se vieron forzados a huir del país.
La oposición venezolana, perseguida y vapuleada por el régimen, ha tratado de frenar esa desangre de las reservas de oro. Uno de los pulsos más fuertes se ha dado, precisamente, por el cargamento del metal dorado depositado en el Banco de Inglaterra, que ha dado lugar a un fuerte pleito entre los abogados del gobierno de Maduro con los del gobierno interino de Juan Guiadó, considerado por más de cincuenta naciones como presidente legítimo del vecino país.
En ese proceso jurídico el viernes pasado Maduro sufrió un duro revés. La Alta Corte de Londres rechazó la demanda que desde 2019 interpuso para reclamar160 toneladas de oro depositadas en el Banco de Inglaterra, cuyo valor se estima en 1.900 millones de dólares. La juez del caso falló en favor de Guaidó, que es reconocido como mandatario legítimo por el gobierno británico y la Unión Europea. Así las cosas, la justicia inglesa reconoce que el manejo de las reservas es potestad de la Junta de Banca Central designada por el líder opositor y no la del gobierno chavista.
Aunque el régimen de Maduro apelará el fallo no se prevé que sus alegatos tengan mayor futuro, ya que la sentencia del viernes insiste en que el régimen de Caracas infringió las normas de justicia natural del Reino Unido ya que se dictó procedimientos en los que el presidente Guaidó ni sus designados fueron notificados ni se les dio la oportunidad de presentar argumentos. La oposición, por obvias razones, considera el fallo un triunfo crucial que preserva el patrimonio de todos los venezolanos y debilita la dictadura.
Por ahora es claro que la disputa en los estrados seguirá pero está visto que la justicia británica, bajo ningún motivo, se dejará presionar para apartarse de la ley. Más aún cuando en la banca de Londres se guardan multimillonarios recursos de países y magnates de todo el mundo que, por obvias razones, estaban pendientes de un fallo que preserva en toda la línea la inviolabilidad y seguridad de los patrimonios soberanos y particulares.