*Capitalismo e igualitarismo
*Obama parecía el retador
A pocas horas de transcurrido el segundo debate por la Presidencia de los Estados Unidos, entre Barack Obama y MItt Romney, las encuestas sobre el mismo muestran que a pesar de que muchos consideran que el gobernante estuvo más agresivo y contundente que la vez anterior, en cuanto al duelo televisivo, apenas sobrepasa ligeramente en el favor de la opinión a su contrincante. Mientras que, en cuanto a la contienda presidencial en general, sigue Romney un punto por encima o en empate, según los distintos sondeos. Y los mas objetivos consideran que estuvieron parejos, que ambos en algunos momentos se mostraron brillantes y con gran capacidad de réplica y positiva argumentación. No cabe la menor duda de que son dos políticos con capacidad de dirigir a los Estados Unidos y enfrentar las crisis que deben atender las grandes potencias.
El sesgo de la moderadora del programa, que no lo ocultaba, simpatizante de los demócratas, Candy Crowley, corresponsal política de CNN, se confirmó cuando le preguntó al candidato republicano, ¿qué lo diferencia del George Bush? Para focalizar el asunto en uno de los puntos clave de la campaña presidencial contra su oponente.
Como se acordó un sistema de preguntas y repuestas de los asistentes seleccionados entre los que se declaran indecisos, esta vez afloró un mayor interés por la política exterior. Asunto en el cual se tiende a favorecer a quien está en el gobierno, dado que varias de las preguntas son casi que obligatorias y predecibles, así como puede extenderse sobre sus logros y tener respuestas convencionales listas para explicar o minimizar sus errores. Situación que aprovechó el presidente Obama. Quien criticó a su oponente por utilizar la política exterior en la campaña, cuando eso siempre ha ocurrido, dado que la política interior y la exterior suelen estar íntimamente ligadas. En cuanto a su postura frente al escándalo por el asalto al consulado de EE.UU. en Benghazi, en Libia, dijo que perseguiría a los culpables hasta llevarlos ante la justicia estadounidense.
El tema de fondo es el de cómo sacar a Estados Unidos del bache, con cifras de desempleo aún deficientes y con un entorno internacional que se agrava en Europa y presiona a la baja del crecimiento en Asia. El empleo, la salud, las finanzas, el déficit, los impuestos, el crecimiento, el retorno de los capitales en el extranjero. En los que, en general, sostuvieron lo mismo que la vez pasada; así Romney interrumpiera al Presidente en cuanto le pareció que estaba tergiversando sus planteamientos sobre las empresas de Detroit. Obama arreció los ataques a Romney por su fortuna, como por pagar menos impuestos, proporcionalmente, que la masa de contribuyentes. En su ataque, como es obvio, omitió aclarar que esas son exenciones legales que se tienen en los Estados Unidos cuando se generan puestos de trabajo en las empresas, lo que significa como compensación más crecimiento y posibilidades de consumo, que favorecen la sociedad.
Las reflexiones de Platón en La república, después de siglos, siguen vigentes en cuanto a la división de las sociedades en ricos y pobres, determinante en el juego político. Lo que lleva a otra comparación que hizo en su momento el famoso Conde Keyserling, que cobra actualidad hoy. Él encontraba semejanzas entre el igualitarismo masivo chino y el estadounidense. Lo que no previó el filosofo, es que de seguir con la tendencia igualitarista que esgrimen los populistas estadounidenses, el país se parecería más a la China del pasado, que a la potencia económica mundial actual que sigue el modelo capitalista de la libre competencia y favorece a los empresarios.
En frío, parece más sólido el proyecto de Romney de autoabastecerse en materia energética y apoyar la explotación de los recursos propios que generan empleo, que seguir en la morosidad en cuanto a romper con la dependencia petrolera. En tanto que no siempre es del caso pensar que con más populismo se gana el voto de las clases trabajadoras, los estudios de H. J. Eysinck y otros expertos en psicología de masas, han demostrado que en los Estados Unidos, en ocasiones, estos suelen ser más conservadores en asuntos decisivos de política y en su simpatía por los candidatos que la clase media.
Una vez más se invierten los términos de la contienda en el debate. Un Obama que estaba perdiendo en las encuestas por el fiasco del primer debate, se portó como un retador, salió a luchar con garra y ganó simpatías. Mientras Romney parecía un presidente seguro y un tanto a la defensiva. En tanto, con nueve Estados importantes con opiniones cambiantes, el suspenso prevalece.