Túnel de La Línea verá la luz | El Nuevo Siglo
Viernes, 29 de Marzo de 2019
  • Sin margen para más demoras ni excusas
  • A finales de 2020 debe entrar en servicio

 

 

Una de las obras de infraestructura más urgentes del país, desde hace varias décadas, es sin duda la agilización del transporte de pasajeros y carga por carretera en el cruce de la Cordillera Central, entre los departamentos del Tolima y Quindío, ya que ese corredor vial conecta el occidente y el centro del país, clave para ingresar y sacar todas las exportaciones e importaciones por el principal puerto colombiano, el de Buenaventura.

No en pocas ocasiones hemos advertido desde estas páginas que la construcción del Túnel de La Línea se convirtió en un completo dolor de cabeza para los últimos gobiernos, que si bien pusieron la obra como prioritaria para aumentar la competitividad comercial del país, ninguno de ellos logró entregar el complejo vial en funcionamiento. Como toda la opinión pública sabe, el proyecto ha sufrido múltiples atrasos por cuenta de complejos problemas contractuales,  sobrecostos, líos con las licencias ambientales, contingencias geológicas y cantidades de obras adicionales que no estaban inicialmente contempladas.

Desde que el gobierno Duque asumió el poder, en julio pasado, una de sus prioridades en materia de continuidad al plan de infraestructura de la última década fue, precisamente, la referente a terminar y poner en funcionamiento antes de dos años el Túnel de La Línea. Para ello destinó ingentes recursos y encargó al Instituto Nacional de Vías (Invías) de estructurar y concretar los procesos licitatorios respectivos.

En ese objetivo, esta semana se dio un paso definitivo, ya que se adjudicaron dos contratos para la culminación de las obras correspondientes a los tramos Tolima 1 y 2 del proyecto, que incluyen la construcción de varios túneles cortos, vía a cielo abierto, algunos puentes así como atención a puntos críticos. La semana pasada se había adjudicado un primer contrato para las obras en el tramo de Quindío y meses atrás se avanzó en lo relativo a la interventoría.

Visto todo ello, parece que ahora sí la cuenta regresiva para culminar toda la obra del Túnel de la Línea no tendrá reversa. El Invías considera que tras la adjudicación de los contratos de obra y la interventoría, la terminación de los trabajos y la puesta en servicio de las obras complementarias del proyecto deben darse hacia finales de 2020. Ya en cuanto a la entrada en operación del Túnel principal, ello se daría unos meses antes. Una vez esto ocurra, el megaproyecto vial permitirá una disminución sustancial de los costos de operación vehicular al igual que de los tiempos de viaje, que hoy son muy altos debido a la complejidad de la actual carretera, continuamente escenario de grandes trancones por flujo de automotores, percances viales y derrumbes. También habrá una reducción clave en materia de accidentalidad así como de la contaminación del aire, ya que el tráfico será más seguro y ágil. De igual manera habrá una trascendental reducción de afectaciones en los acuíferos de la región, un aspecto que siempre se consideró prioritario.

Lo importante ahora es que no solo el Invías, la interventoría y los propios contratistas se comprometan a cumplir los cronogramas y solucionar de forma clara y eficiente las contingencias propias de estos desarrollos de infraestructura. Convendría también que la Procuraduría y la Contraloría e incluso las asociaciones de ingeniería, gobiernos regionales y locales así como los propios gremios sectoriales activen sendos mecanismos de acompañamiento y alerta temprana para garantizar que el remate del proyecto se realice sin anomalía ni demora alguna. No hay margen de acción para más retrasos en la que sin duda es una de las principales obras viales del país. Ya son muchas décadas de frustraciones y excusas. Tampoco es admisible un acto más de inauguración parcial ni mucho menos nuevos pulsos por diferencias contractuales. Por igual se supone que el licenciamiento ambiental ya está viabilizado y no deberían generarse insalvables al respecto.

Todo el país debe estar vigilante al respecto. La megobra es clave para aumentar la competitividad comercial, que es un factor clave para que nuestras exportaciones tengan una oportunidad mayor de conquistar nuevos mercados. También es vital para abaratar el costo de las importaciones y de aquellos productos que se envían del sur y occidente del país al centro.

Como se ve, entonces, todo está previsto para que el Túnel de la Línea, por fin, vea la luz y lo haga en menos de dos años. La cuenta regresiva ya es irreversible.