Venta de Isagen de nuevo en el limbo
Blindaje jurídico, la prioridad
Por definición una subasta es un mecanismo de venta que parte de la base de que dos o más aspirantes a quedarse con determinado bien, servicio o producto compiten entre sí, de forma tal que el ganador sea el que haga la mayor y mejor oferta para el dueño de lo que se está enajenando.
Desde ese punto de vista resulta apenas lógico que al solo existir un consorcio en la subasta que está programada para mañana de la generadora eléctrica Isagen, el proceso como tal queda en vilo, pues no habrá ningún tipo de competencia ni puja para quedarse con el 57 por ciento de las acciones que tiene la Nación en la que es considerada la joya de la corona de los activos estatales. Se recuerda que cuando se arrancó este accidentado proceso de enajenación hace ya más de un año y medio se alcanzó a hablar de por lo menos seis consorcios o grupos empresariales que estarían interesados en hacerse al control de la empresa, pero luego dicho número se redujo a tres, cuando en el primer semestre de 2015 la subasta estuvo a punto de realizarse pero se vio frustrada porque el Consejo de Estado dictaminó unas medidas cautelares frenando la operación mientras se pronunciaba de fondo sobre una demanda en curso en contra de la privatización. Tras varios meses, a finales del año pasado el máximo tribunal de lo contencioso administrativo levantó las medidas cautelares y se activó de nuevo todo el mecanismo para la venta de la participación de la Nación en la que es considerada la segunda generadora de energía más grande del país. La semana pasada el Ministerio de Hacienda informó que solo dos consorcios habían confirmado su interés en participar en la subasta que está programada para este miércoles 13 de enero, a saber el liderado por la multinacional chilena Colbún y el fondo de inversión canadiense Brookfield Asset Management, sin embargo el primero comunicó el viernes pasado que no seguiría en el proceso debido a decisiones que tienen que ver con situaciones corporativas, lo que le impide presentar una oferta en la fecha definida.
Tras conocerse la decisión de Colbún, el Ministerio de Hacienda indicó ayer que la subasta se mantiene en pie así haya un solo proponente, pues el reglamento de la operación y la legislación en que la sustenta así lo permite. Incluso se indicó que el reajuste semanas atrás de un 21,5 por ciento del valor base de la venta se hizo precaviendo que se pudiera presentar un solo oferente. Sin embargo ayer mismo varios expertos jurídicos advirtieron que la tesis gubernamental podría tener vacíos y lo más aconsejable sería aplazar la subasta hasta tanto se tenga una absoluta claridad sobre la viabilidad de la venta en este nuevo escenario. Incluso se trajo a colación la polémica que se presentara años atrás por la licitación para un tercer canal privado de televisión nacional abierta, que no se pudo continuar precisamente porque al final de cuentas solo había un proponente. Tampoco faltaron voces señalando que para blindar el proceso de subasta de la generadora de cualquier riesgo de impugnación judicial a futuro, lo que podría acarrearle al Estado una billonaria demanda por daños y perjuicios al único consorcio que sigue en la puja y seguramente la ganará desde el primer minuto, se hacía necesaria esa suspensión de la operación, sin que en ningún momento ello significara darle la razón a quienes se oponen a la venta de la compañía.
Dicho todo lo anterior y sin entrar aquí a tomar partido en medio de la polémica en torno a si conviene o no la venta de Isagen, lo cierto es que ir a subasta con un solo proponente parece muy riesgoso no solo para la seguridad jurídica que debe rodear un proceso de semejante complejidad y monto de recursos en juego, sino para las reglas del juego estables y claras que los inversionistas internacionales y nacionales exigen cuando hacen negocios con el Estado.
Es claro que ahora le corresponderá al Presidente de la República tomar la decisión de fondo. Y deberá hacerlo atendiendo a criterios de solidez jurídica y conveniencia política. Es apenas obvio que los contradictores de esta venta acudirán hoy a interponer masivamente acciones de tutela y que uno de sus principales argumentos será sin duda el de la inviabilidad de una subasta con un solo oferente. Si ello es así y un juez le da la razón a alguno de los accionantes el proceso volverá a quedar en el limbo y la seguridad jurídica de Colombia en el ojo del huracán, algo funesto cuando por la coyuntura económica atraer capital e inversión extranjera productiva y de largo plazo es urgente.