Se recalienta la negociación | El Nuevo Siglo
Domingo, 27 de Enero de 2013

*Cortocircuito La Habana Bogotá

*El modelo Molotov

 

Las  conversaciones en La Habana y los avances en Colombia sobre el tema agrario se habían mantenido entre los dimes y diretes de lo que se filtraba de la postura de las dos partes, los comentarios de los redactores políticos y de los que desde la galería opinan, fuera de los incidentes menores por el artículo de Enrique Santos en El Espectador, que trató de descalificar al médico de las Farc, al decir en un comunicado que era un  acto de vanidad y deseos de figuración, cuando fue una descripción mesurada de los hechos. Pocos opinan sobre la desaparición de Timochenko, cuyo discurso sorprendió, inicialmente, por su radicalismo, pero que resultó un tanto menos fuerte que el tono que viene utilizando Iván Márquez. Lo que se debe en parte a que el primero estaba en Venezuela y el segundo, al parecer, arribó a la mesa de negociación directamente de la zona de combate en Colombia. Y en Oslo dijo que llegaba con un ramo de olivo y al rato mostró la dura propuesta  de la Farc en la negociación, al señalar los tiempos del diálogo muy distintos a los del Gobierno colombiano, puesto que dijo: “Tal emprendimiento estratégico no puede concebirse como un proceso contra reloj. La pretendida paz express que algunos promocionan, por su volátil subjetividad y por sus afanes, sólo conduciría a los precipicios de la frustración. Una paz que no aborde la solución de los problemas económicos, políticos y sociales generadores del conflicto, es una veleidad y equivaldría a sembrar de quimeras el suelo de Colombia. Necesitamos edificar la convivencia sobre bases pétreas, como los inamovibles fiordos rocosos de estas tierras, para que la paz sea estable y duradera”. Y utilizando el mismo método que se le conoce en ciertas tácticas a los maestros de ajedrez, a la manera del otrora famoso canciller soviético Molotov, las Farc  siguen en esa tónica de exigir más tiempo y más negociación, sin ceder un milímetro... La estrategia que empleó Molotov de desesperar a los contrarios con la insistencia inamovible de sus exigencias de expansión territorial en Europa durante  las negociaciones con los Aliados de Occidente, le permitió obtener a Stalin uno de los triunfos diplomáticos más resonantes de todos los tiempos al conseguir arrancarles a los aliados la incorporación de varias repúblicas al dominio de la  Unión Soviética.

Es apenas elemental que los negociadores de las Farc sigan ese modelo diplomático rígido que busca debilitar la voluntad del adversario y quitarle la iniciativa, al no someterse a ninguna exigencia de avanzar a contra reloj. En tanto presionan con ataque aleves y atentados. Lo que  se repite en el caso colombiano desde el momento en el cual el jefe de la delegación, Humberto de la Calle, reclama públicamente velocidad de parte de las Farc y avanzar en el tema agrario, para conseguir la misma respuesta que se obtuvo en Oslo, las Farc no tienen afán.  Y los voceros de las Farc para retomar la iniciativa al culminar el alto el fuego lanzan el globo de ensayo del cese el fuego de las partes, ya que ellos tomaron la iniciativa de suspender por el fin de año los ataques, lo que apenas se da parcialmente. La respuesta oficial es tajante, no habrá cese el fuego de ambas partes. Además, Iván Márquez, va más lejos; él plantea  la “regulación del conflicto”, con el consiguiente retiro de bases militares y de Policía en las poblaciones del país. Es archiconocido que en esos casos se repite la historia y las Farc se fortalecen en nuevos frentes, lo mismo que pueden intentar apostar a que se les reconozca la beligerancia. Esa cáscara el Gobierno no la debe pisar y los negociadores oficiales están claros al respecto.

El debate se recalienta por otros factores, como por la decisión pública del vocero del gremio ganadero de no asistir a las negociaciones con las Farc, que le ganó reprimenda presidencial. El presidente de la Federación Nacional de Ganaderos, José Félix Lafaurie, insiste en no convalidar una negociaciones en la que las Farc  ponen en tela de juicio la titularidad de la propiedad de la tierra. Lo que desató el inesperado y duro ataque de Humberto de la Calle contra el dirigente ganadero, por lo que denominó “manipulaciones truculentas”,  Y la reacción de Álvaro Uribe, que escribió: "el negociador del Gobierno (Humberto de la Calle) se congracia con terroristas y maltrata al sector agropecuario víctima del descuido de este Gobierno". Hasta este momento el modelo Molotov de negociación consigue su objetivo de erizar los nervios al jefe de la delegación diplomática colombiana trabado en los tiempos, que se descarga contra Uribe. Cuando la fronda dirigente debiera estar más unida que nunca.