*El voto responsable
*Gana la democracia
La situación política de Ecuador difiere de la de otros países de la región en cuanto los antiguos partidos tradicionales se debilitaron o desaparecieron del firmamento político, sea por sus divisiones internas o al enfrentarse al presidente Rafael Correa quien, casi desde que llegó al poder en todas las elecciones salió triunfante. Por la vía electoral consiguió convocar a una Asamblea Constituyente, clausurar el Legislativo, conformar una Corte Suprema a su acomodo, efectuar toda suerte de reformas y reelegirse. Su acción de gobierno en algunos campos ha sido positiva, ha mostrado notable sensibilidad social y sus esfuerzos por mejorar la atención hospitalaria para las familias de menos recursos ha sido aplaudida, lo mismo sus conquistas en materia de medicamentos a bajo precio para toda la población, así como el tratamiento a los enfermos graves o parapléjicos que deben quedar reducidos a sobrevivir en sus viviendas, para los que se estableció un cuidado privilegiado. El otro frente de Correa han sido las obras públicas, que han dado magníficos resultados al mejorar la infraestructura nacional.
El lunar del gobierno del político ecuatoriano se da por cuenta del maltrato y la persecución a los medios de comunicación. Desde la Presidencia ha desatado una campaña demagógica contra todos aquellos propietarios de medios, periodistas, columnistas o caricaturistas, que discrepan de su modelo de gestión. Lo mismo que se ha apoderado de varios canales de televisión, de radios y medios impresos, para lo que se vale de diversos recursos. Unas veces se trata de demandas que se instauran contra los medios, de multas y sanciones de jueces que están bajo el influjo del gobierno, de embargos o de presiones indebidas y amenazas. Por medio de una ley se consiguió que los propietarios de medios de comunicación no puedan tener negocio distinto a ese. Lo que es una manera de provocar el desplazamiento de capital y forzar a los que tienen poderosos intereses en otros sectores al retiro forzoso de la noble actividad de informar. Desproporcionadas e injustas resultaron sus denuncias contra El Universo, de Guayaquil, que condujeron a la exigencia de multas absurdas, el exilio de varios periodistas y, finalmente, al retiro de la demanda por el rechazo nacional que causó. También se les niegan a los medios privados los avisos y la propaganda oficial se esparce generosa por los medios adictos al régimen. Correa ha pretendido establecer el dominio político de su partido arrasando con las demás fuerzas partidistas ecuatorianas, lo que casi consigue dada la concentración de poder en sus manos, la habilidad en el manejo de los recursos estatales y su capacidad verbal de movilizar la opinión pública, sorprenderla y seducirla o dividirla, en tal sentido es un fenómeno populista.
En las pasadas elecciones del domingo el Presidente participó activamente en campaña, con la idea de convertir esos comicios locales en un plebiscito a su favor, descalificó de todas las formas a los opositores, sin alcanzar su objetivo en las ciudades más populosas de Ecuador. Los resultados de las votaciones que se conocen en el momento de escribir estas líneas muestran que el régimen pierde en Quito, Guayaquil y Cuenca, los tres centros urbanos emblemáticos del país, en tanto mantiene su fuerza en varias de las zonas rurales de marcada dependencia económica y social con el Estado.
En Guayaquil, la ciudad natal del poderoso gobernante, se había comprometido a sacar del juego político al alcalde Jaime Nebot, al que no ha podido desbancar en tres reñidas elecciones. Está vez esperaba hundirlo y celebrar su entierro político, sin conseguir su objetivo. Lo evidente es que Nebot salió más fortalecido que nunca, tanto que no se descartan que más adelante compita por la Presidencia del país. La derrota en Quito, estaba anunciada, la población quería que se oxigenara la política y se produjera un cambio gerencial y cívico. Eso es lo que representa el joven Mauricio Rodas, al que eligió el voto de opinión, que clama por un cambio y la independencia del gobernante municipal frente al régimen. En Cuenca pasó algo similar, el pueblo se unió por el cambio y en esos tres casos prevaleció la consigna: todos contra Correa.
La consigna de oxigenar la política dio resultados. El pueblo del Ecuador ha logrado una suerte de equilibrio político y ha notificado al gobierno central que no está por un régimen de partido único, que desea darles la oportunidad a otros políticos de llegar al gobierno local, que es la forma de frenar el predominio excesivo en el devenir nacional del personalismo abusivo. Lo que es evidente es que ganó el pueblo y se fortaleció la democracia.