- Acelerar el plan de alivios a los deudores
- Neutralizar focos de oportunismo político
El nuevo plan de alivios anunciado por el Gobierno para los usuarios del Icetex resulta, sin duda, una buena noticia para más de ciento veinte mil jóvenes que acuden a esta entidad oficial en busca de respaldo crediticio para poder financiar su educación superior. Para nadie es un secreto que si bien estos préstamos han ayudado a una gran cantidad de estudiantes a cumplir sus objetivos formativos, la estructura de costos de dichos empréstitos, el desempleo, calamidades de distinto tipo, el rezago académico y otras problemáticas han generado que una porción importante de los deudores se haya retrasado en el pago de las cuotas respectivas, ocasionándoles graves complicaciones para el desarrollo de su vida profesional, laboral e historial financiero. Una prueba de lo anterior es que, según las cifras gubernamentales, alrededor de veintinueve mil usuarios están en riesgo medio o alto de abandonar sus estudios o de entrar en situaciones de reportes negativos en las centrales de riesgo financiero.
En el marco de la Comisión de Reforma a este sistema de crédito educativo que viene adelantando el Gobierno en los últimos meses se han identificado cuatro problemáticas puntuales. En primer lugar, un aumento de las dificultades temporales que enfrentan los deudores para poder estar al día con sus obligaciones o renovar sus créditos cada semestre. En segundo término se detectó que otra de las trabas se debe a los inconvenientes para cambiar la línea de crédito inicialmente escogida por una que resulte más cómoda para la respectiva cancelación de las cuotas. También se encontró que no pocos estudiantes, debido a problemas académicos y de otra índole, agotan durante el transcurso de su carrera el número máximo de giros adicionales que permite la entidad y ello, lamentablemente, los obliga a tener que suspender de manera temporal o incluso definitiva su formación. Otra de las falencias recurrentes se debe a que muchos deudores requieren una reconfiguración de los préstamos, con mayores plazos y más bajas cuotas, debido a que su salario no les alcanza para poder cubrirlas de manera cumplida, situación que se hace más crítica en un país en donde los sueldos para una parte de los profesionales son cada día más bajos y el desempleo aumenta de manera inexorable.
En ese orden de ideas resulta evidente que se requiere un plan de alivio urgente para garantizar que esta gran cantidad de estudiantes, la mayoría de ellos pertenecientes a los estratos bajos y medios, no solo puedan acceder a la educación superior, ya sea técnica, tecnológica o profesional, sino cursarla de manera tranquila en los tiempos respectivos de sus carreras y, una vez enrolados en el mercado laboral, no se vean contra la pared para poder pagar los créditos. Es reiterada la queja de los deudores del Icetex en torno a que por estar pagando las cuotas mensuales no les queda mayor posibilidad económica de apostar por una especialización y menos aún por maestrías o doctorados con el fin de seguir progresando académica y profesionalmente.
Si bien es cierto que tanto por vía administrativa como legislativa se han adoptado en los últimos años algunos alivios parciales para enfrentar esta crisis, estos han resultado insuficientes para adecuar la estructura de costos de dicha financiación oficial a las realidades económicas y laborales que hoy se registran en el país. Es más, uno de los impulsores de la última ley de beneficios se quejaba semanas atrás de que esta no se aplicaba de forma eficiente y de allí que la cartera morosa del Icetex y el drama para miles de usuarios aumentaran día tras día.
Visto todo lo anterior se entiende la gran expectativa frente al nuevo plan de alivios e incentivos anunciados por el Gobierno la semana pasada, el cual contiene medidas de corto y mediano plazos. Se trata de ocho estrategias que combinan por igual acciones administrativas y hasta un nuevo proyecto de ley, en pos de dar soluciones como la condonación de una parte de los intereses vencidos y de mora, autorizaciones para cambiar de línea de crédito, ampliación de plazos de pago, rebajas a cambio de acciones de impacto social positivo, descuentos por cancelación anticipada de créditos, el fortalecimiento de los fondos financieros administrados por el Icetex e incluso una transición voluntaria a formas de pago contingentes relacionadas con el ingreso de cada uno de los deudores, entre otras.
Lo importante ahora es que toda esta reforma se empiece a aplicar de forma diligente en lo que hace a las medidas de corto plazo y que Gobierno y Congreso se pongan de acuerdo para agilizar el trámite de la respectiva ley para los beneficios de mediano plazo. El reciente paro en Colombia evidenció que hay sectores políticos interesados en manipular, de manera oportunista, la crisis de los deudores del Icetex. Es obligación del Estado evitar esa situación y la mejor manera de hacerlo es ofrecerles una salida viable a los miles y miles de jóvenes que buscaron o requieren apoyo del presupuesto público para poder acceder a la educación superior. Está visto que dentro de un marco de responsabilidad fiscal e incentivo a la calidad, esa hoja de ruta es posible. Manos a la obra.