Registra la historia que el 24 de de enero de 1848, siendo presidente de Venezuela el caudillo José Tadeo Monagas, en el Congreso Nacional toman la fatal decisión de iniciar juicio de destitución por los supuestos desafueros e ilegitimidad de su gobierno. Cuando ingresó al recinto de la Cámara el ministro Tomás José Sanabria, para entregar el Mensaje Anual del Presidente, el Vicepresidente de la Cámara le pidió al Ministro que permaneciera en el recinto. En este momento un diputado introdujo una fórmula de juicio contra Monagas. Se desató una fenomenal trifulca. El Presidente del Legislativo, por medio de un mensajero, le solicitó ayuda al Presidente de la República. La respuesta del caudillo bárbaro, la consigna la historia: Díganle al Presidente del Congreso que toque la campanilla. En el feroz ataque mueren los diputados Juan García, Francisco Argote y José Antonio Salas, varios más quedaron heridos. El erudito e internacionalista Santos Michelena sufrió heridas graves y falleció poco después. La satrapía de Monagas se mantuvo, de momento, después de un tiempo de dura represión el pueblo se levantó y cayó el gobierno despótico.
En 1849 se presentaron a la justa presidencial de La Nueva Granada varios candidatos, Rufino Cuervo, conservador, entre los que más sacaron votos, quien contaba con el apoyo del presidente Tomás Cipriano de Mosquera. Se lanzó el disidente conservador José Joaquín Gori y por el Partido Liberal José Hilario López, cacique político regional. La división conservadora resultó fatal y el Congreso debió dirimir la elección. La votación se repitió varias veces sin que ninguno obtuviera la mayoría necesaria. Un grupo de artesanos amenazó a los legisladores conservadores de repetir la hazaña de Venezuela y asesinarles, si salía electo el conservador Cuervo. Mariano Ospina Rodríguez sorprendió, al votar por el liberal, dejando constancia de que lo hacía para que no asesinaran el Congreso, alusión a lo que había pasado en Venezuela. El general Eusebio Borrero, dirigente conservador que había sido candidato en minoría a la Presidencia, consignó en el mismo papel donde anotó que votaba por Cuervo, así lo asesinaran. El voto de Ospina desata un antagonismo irreductible entre él y el entonces conservador bolivariano Mosquera. Al ganar López, los conservadores que eran mayoría perdieron el poder, pero salvaron el pellejo.
Los dos países permanecieron unidos en la Colombia del Libertador Simón Bolívar; son curiosos esos episodios similares unos pocos años después de la separación, casi simultáneos de violencia y tensión política en el Congreso. El general Mosquera, un caudillo tan sanguinario en la guerra como los Monagas, desde el poder respetó la voluntad del Congreso, así la misma estuviera manchada por las amenazas contra la vida de los legisladores. En ambos casos esos incidentes llevaron a la guerra civil, por la represión oficial.
Durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo en el siglo XX se acusó al gobierno de fraude en la elección de Misael Pastrana, brotaron los disturbios populares en las calles colmadas de seguidores de Rojas, que amenazaban llegar a Palacio; bastó la orden de Lleras por televisión dando una hora, de las 8 p.m. a la 9 p.m., para que la poblada sin jefe se recogiera en sus casas. La mayoría lo hizo y algunos quedaron atrapados en hoteles y oficinas. Lo cierto es que el tumulto se disolvió y se presentó unos meses después un crecimiento inusitado de la natalidad. Por la intervención desafortunada del Tigrillo Noriega surgieron dudas sobre los resultados electorales y el reconteo de votos demostró que el ganador en buena lid era Misael Pastrana. Lleras, en la Nunciatura, negocia en secreto algunas ventajas con Rojas; un sector recalcitrante de sus seguidores pasó a la clandestinidad y funda el M-19, en protesta contra la vía electoral. Si como se lo solicitó José Ignacio Vives Echeverría, Rojas se hubiese puesto el uniforme de general y capitaneado la marcha de las turbas, se habría tomado el poder o perecido heroicamente con otros miles; no estaba para aprovechar ese cuarto de hora, padecía de quebrantos de salud, prefirió seguir con doña Carola en casa, que preparaba unas viandas deliciosas. El general De Gaulle entró a pie a París en medio de tiroteos.
En Estados Unidos hubo un lento reconteo de votos en Florida para legitimar la elección de George W. Bush. Si en Venezuela se hubiese efectuado el reconteo de votos, que reclamaban Maduro y Capriles, se habría consagrado la legitimidad, cualesquiera fuese el ganador. Hoy la violencia en el Asamblea Nacional es ave de mal agüero y pronostica grandes males. La golpiza a la diputada Corina Machado y otros opositores se difundió mundialmente y muestra la opacidad del Régimen. Semejante agresión no se habría presentado en el gobierno del presidente Hugo Chávez, político canchero que soportó los ataques verbales de la valerosa diputada y los supo contestar, a la que algunos comparan con Juana de Arco, patriota ferviente, pero desarmada e inerme.