Llamó la atención de los expertos en la política de Itamaraty, que la diplomacia de esa potencia emergente y en gravísima crisis económica, desperdiciara el encuentro de jefes de Estado en Panamá. Desde cuando Fidel Castro y Lula, junto con Chávez y otros políticos acordaron en Sao Paulo desplegar las banderas del socialismo del siglo XXI y avanzar en el proyecto de tomarse Hispanoamérica por medio de las urnas. Donde Brasil sería el eje de esa toma del poder regional, por ser una potencia emergente. ¿Qué pasó, entonces? La respuesta es sencilla, el descrédito que agobia a la presidenta Dilma Rousseff, se extiende como una sombra vergonzante sobre el partido de gobierno inmerso en multimillonarios escándalos ligados al desfalco sistemático de Petrobras y diversos asaltos al Tesoro Público.
La diplomacia del Brasil ha seguido a través del tiempo y con éxito los dictados del lusitano marqués de Pombal, famoso representante del despotismo Ilustrado, en el sentido de expandir el país con la mira de convertirlo en la primera potencia de nuestra región. Los esfuerzos geopolíticos de distintos gobiernos monárquicos, dictatoriales y democráticos han conseguido que de un territorio relativamente pequeño que le correspondió al Brasil en la bula del Papa Alejandro VI, hoy sea la masa territorial más importante de nuestra región, lo que consiguió por la vía diplomática y el avance de los bandeirantes encargados de extender las fronteras del país.
Con la señora Rousseff, al conseguir un segundo mandato, se esperaba que la diplomacia del Brasil predominara en la región, la Presidenta prefirió seguir presa del castro-chavismo, lo que le ha costado muy caro a su país. Y lo peor es que por cuenta de la falta de apoyo popular de su gobierno y la posibilidad de ser juzgada por eventual complicidad en el desfalco de Petrobras por sus agentes más cercanos, desaprovechó la cumbre. Mientras los gobernantes americanos se encontraban en Panamá, en 19 ciudades de Brasil se presentaron gigantescas marchas contra el gobierno en las que se pedía la cabeza de la Presidenta y que sea llevada a juicio político.