Lo más valioso que existe en la Tierra y quizá también en otros astros es un compuesto químico de hidrógeno y oxígeno, que en la naturaleza se halla en estado líquido: agua (fórmula H2O). En las grandes masas se torna de tonos verde azulados, como en la inmensidad de los océanos.
Es sabido que en el planeta hay dos terceras partes de agua y una de tierra. Esto explica el hermoso color verde azulado que muestra la esfera terrestre vista desde el espacio exterior, un privilegio de los astronautas admirar ese panorama único. No obstante el inmenso volumen, el mayor porcentaje corresponde a la del mar, no apta para el consumo por ser salobre, la cantidad de agua dulce en la superficie terrestre es muchísimo menor que la salada.
En los años venideros tal vez los conflictos entre países podrían derivarse de la posesión del agua. Frente a este elemento lo demás es accesorio. Riqueza, desarrollo, grandes y modernas ciudades, no vendrían a tener gran significado si se acabara el agua. En algunas regiones del mundo es muy escasa. En sabanas de África ecuatorial las sequías son arrasadoras. En Arabia, dado su poder económico derivado del petróleo, están en capacidad de procesar el agua de mar (desalinizarla), a elevados costos.
En países europeos el agua es cara. Y lo será más a medida que disminuyan las reservas. Es tan determinante este producto de la naturaleza que en las investigaciones y conquista del espacio, lo prioritario cuando enfocan la atención a un planeta, una luna, como las de Júpiter y al mismo satélite terrestre, es si tiene agua, o algún vestigio de ésta. El principal objetivo es establecer si hay el preciado elemento indispensable para la vida de la especie humana, de animales y plantas, de acuerdo con la composición biológica de estas especies. Cuando los poderosos telescopios o las sofisticadas sondas avistan o llegan a algún planeta, caso de Marte, por ejemplo, en el que ahora tienen fijada la atención no solo la NASA sin agencias espaciales de Europa, China, la India… si descubren agua, de inmediato aseveran que en ese lugar es posible la presencia de vida, así sea microscópica. No sugieren que en la inmensidad del cosmos podría haber otras formas vivientes de diferente composición que no necesariamente requerirían de agua. Desde luego que para el universo viviente como lo conocemos aquí, el agua es insustituible. Sin ella los seres humanos sucumbirían, y con ellos las plantas, animales y todo asomo vital. Por eso es urgente preservarla, evitar a toda costa el derroche.
En el mundo de hoy se desperdicia el agua. Colombia tiene grandes reservas. Esto no quiere decir que perduren si no se hace uso racional de ellas. De hecho han bajado. Si se comparan con las que existían hace uno o más siglos. Es un país privilegiado con muchos lagos, quebradas y ríos, también, por la geografía montañosa, lo que permite la construcción de enormes hidroeléctricas que producen energía en grandes cantidades, al punto de que se puede exportar. Una ventaja, la producción energética limpia, en que el principal factor que la hace posible es el agua. No se requiere acudir a las plantas nucleares como en muchos países que se ven obligados a utilizar este sistema, que implica muchos riesgos. Se recuerdan accidentes de Chernobil, ciudad de Ucrania, a 30 Km. de Kiev, escenario de la mayor catástrofe de la historia; en EE.UU. ocurrió un accidente, aunque de menores consecuencias; y la más reciente, aún con problemas, la central nuclear de Fukushima, en Japón.
En el territorio colombiano aún hay agua en abundancia. Sin embargo, en ciertas zonas suele escasear, en especial en los veranos, cuando bajan los niveles de represas y puede haber racionamiento de luz y agua. Lo que está ocurriendo en Casanare, donde han muerto miles y miles de chigüiros y otros animales, alerta para que se tomen medidas que eviten que se acabe la fauna, y además, reafirma la importancia del agua para la vida.