Preocupante tendencia al alcohol y drogas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Julio de 2014

Muy preocupante la tendencia en el país de los jóvenes al uso de estupefacientes y al alcohol. Más grave aún el inicio temprano tanto en alcohol como en alucinógenos. Aquí rápido también llega la ‘moda’ de adictos estadounidenses y europeos, donde el consumo de narcóticos crece.

Se ha visto en el país incremento del uso de la marihuana, yerba que ahora es legal comercializarla y obtenerla en Uruguay. A propósito, un político joven, hijo de un expresidente, y que ha sorprendido en las elecciones primarias de este país, ha dicho que derogaría parte de la ley de marihuana.

En Colombia hubo época de grandes cultivos de la “yerba” hace varias décadas, en La Guajira. Se conoció como la ‘bonanza marimbera’, en la que enormes cargamentos de cannabis sativa eran exportados. Luego de grandes operativos de la fuerza pública se neutralizó un tanto la fiebre de la marihuana. El cultivo de esta planta continúa y son frecuentes los hallazgos y decomisos de la planta ilícita. Algunos han tratado de minimizar las consecuencias del uso de la marihuana. Sin duda es un narcótico poderoso que al fumarlo produce efectos graves en el cerebro. Quizá será otro cuando la usan con fines terapéuticos, de lo cual hay muchos que no están seguros.

En todos los países crece el consumo de narcóticos, y Colombia no es la excepción. Desde hace tiempo no solo produce estupefacientes, proceso que se inicia con los cultivos de amapola y luego viene la tarea de elaboración de la cocaína, para enviarla al exterior. No obstante apreciable cantidad es dejada para consumo interno. En la mayoría de establecimientos de rumba, que ahora funcionarán hasta la 6 de la mañana, según iniciativa de la Alcaldía Mayor del Distrito, se comercializan toda clase de productos para satisfacer la adicción de miles y miles de consumidores. Y como aquí quieren estar en la “onda” de norteamericanos y europeos, la oferta de ‘pepas’ y de infinidad de narcóticos sintéticos es grande. Se consideran más peligrosos que los narcóticos tradicionales, derivados de plantas como la coca y la amapola.

Las autoridades realizan constantes operativos y controles contra los expendedores de narcóticos, sin embargo, los viciosos de alguna manera los consiguen. Se agrega que últimamente, como sucede en Estados Unidos, Canadá y otros países donde fármacos analgésicos y tranquilizantes que requieren fórmula, los adictos la consiguen y así pueden comprar en una droguería las dosis necesarias para “doparse”. Aquí les resulta más fácil a los dominados por la droga, adquirir medicamentos estimulantes que se obtienen sin fórmula médica. Solo los tranquilizantes muy fuertes deben tener autorización del facultativo. Así que cada vez habrá más personas subyugadas por el vicio de las drogas, en especial jóvenes.

Es importante intensificar campañas contra este vicio y los demás asociados, como el alcohol. Las consecuencias del consumo de estupefacientes son extremadamente dañinas, en especial algunas como la heroína, sus secuelas son terribles. El continuo consumo de narcóticos entre la población joven puede implicar pérdida de generaciones enteras afectadas por el letal efecto de los narcóticos.

Siempre aparecen los permisivos que le restan importancia al fenómeno que es de efectos arrasadores. En el mundo cientos de personas mueren por sobredosis.  Es clave insistir en los riesgos de las drogas. Es necesario concienciar a la gente de que las drogas ¡sí son peligrosas! Hacen mucho daño. En proximidades de los centros de estudio desde los de primaria rondan los ‘jíbaros’, para inducir a los estudiantes a que consuman  estupefacientes. Igual en cercanías de universidades, donde no muy lejos hay bares, tabernas y expendios de bebidas alcohólicas. Esta adicción también perjudica. Menor rendimiento en el estudio y se va creando una dependencia al alcohol, que luego es muy difícil de salir de ella. En un establecimiento de desintoxicación se necesitan meses, hasta años para sacar del estado de adicción a personas alcoholizadas. El tratamiento es costoso y exige dedicación tanto del alcohólico como de quienes tratan de sacarlo de su condición de adicto.