No obstante los grandes avances de la mujer en los últimos años que han significado emancipación del yugo masculino y reconocimiento de sus derechos a la igualdad, en múltiples casos el atavismo de una sociedad patriarcal, herencia de milenios está vigente. En pleno siglo XXI, era de la tecnología y la modernidad, las mujeres han llegado a las más altas posiciones en todas las áreas de la actividad humana. Varias en distintos países a la cabeza del gobierno, en la milicia, en el arte, la industria, la magistratura, el Legislativo. Esto no obsta para que continúe el machismo en diversos aspectos. En lo laboral, las mujeres ganan menos que los hombres en la misma función que desempeñan. Esa minusvalía laboral es intolerable. Pero hay algo exponencialmente más grave, derivado de una tradición de siglos de la mujer objeto, de una especie de derecho de ‘propiedad’ que ejercen sus compañeros o esposos, lo que ha implicado que se abuse de las mujeres en los hogares, donde son maltratadas, vejadas y oprimidas por sus cónyuges o compañeros.
Ocurre en muchos países. Maridos celosos atacan a sus esposas, el número de homicidios de mujeres es alarmante. En Colombia las cifras de asesinatos crecen. La violencia de género es una constante. Los hombres en el trabajo las acosan, el riesgo de violación está latente. En el conflicto armado son miles las que han sufrido toda clase de actos bárbaros.
Las estadísticas de crímenes de mujeres aterran. En el 2011, cinco mujeres fueron asesinadas en circunstancias asociadas al delito sexual, y en el 2012 esta cifra ascendió a 12 casos. Esto significa que mientras que en el 2011 se presentó aproximadamente cada dos meses un caso de homicidio de mujer en contextos relacionados con el delito sexual, en el 2012 se pasó a registrar un homicidio mensual. El aumento fue del 140 %, y los índices siguen hacia arriba, en 2013 y 2014. En la Alta Consejería para la Equidad y la Mujer se resalta que ‘todavía hay arraigados estereotipos que no favorecen a la mujer’. El 88% de los casos de agresión son de pareja.
Hay regiones y ciudades donde es mayor la incidencia de delitos contra la mujer. Bogotá, Medellín, Cali, Montería, en el Chocó, Buenaventura y la Costa Atlántica, son escenarios de constante violencia de género. Es un panorama deprimente de atraso cultural, que debe motivar a más campañas y acciones de autoridades e instituciones para erradicar la violencia de género en el país.