El fin de semana pasado los panameños conmemoraron un siglo de la más portentosa obra de ingeniería del siglo XX: el canal interoceánico. Las esclusas de Miraflores fueron escenario de la celebración, con gigante pastel, réplica del canal. Esta vía que unió los océanos Atlántico y Pacífico empezó a funcionar en 1914, luego de diez años de trabajo arduo en una zona cálida e insalubre. Más de 5.500 personas murieron de distintas causas, entre ellas malaria, mordeduras de serpientes, fiebre amarilla y accidentes.
Se celebra el primer centenario del Canal bajo administración panameña. El 31 de diciembre de 1999 Estados Unidos lo entregó. Hoy está en proceso de ampliación para duplicar la capacidad de movimiento de carga, a partir de 2016, de los 300 millones de toneladas anuales a 600 millones de toneladas. En 1990 fue modernizado con una inversión de 1.000 millones de dólares por la antigua Panama Canal Comission (PCC) estadounidense. La idea de unir los dos mares data del siglo XVI. Carlos V, mediante un decreto dictado en 1534 instó a estudiar la posibilidad de construir una ruta entre ambos océanos. El corto trayecto del istmo hacía viable el proyecto. Tres siglos después se retomó la iniciativa. El 5 de julio de 1874 el conde Ferdinand de Lesseps fundó la Compañía Universal del Canal Interoceánico. Así que el intento precursor de construcción del canal fue de los galos a partir de 1880 y duró casi 20 años. De la Compañía Universal -que se quedó sin fondos en 1889 y ante la imposibilidad de atraer más capital se acabó disolviendo- se pasó a la Nueva Compañía del Canal y los trabajos de excavación avanzaron significativamente guiados por el ingeniero Phillipe Bunau-Varilla, pero, a través de éste, terminaron vendiendo sus derechos de construcción a Estados Unidos por 40 millones de dólares.
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) administra la vía desde que Estados Unidos la transfirió a los panameños y ahora lleva a cabo el ensanche que debe estar listo a finales del próximo año. La ACP ha invertido 5.250 millones de dólares en esta gigantesca obra que duplicará la capacidad, porque, además de las embarcaciones de hasta 4.000 contenedores que pueden pasar actualmente por el Canal, la tercera esclusa permitirá barcos de hasta 12.000 contenedores, lo que derivará en mayores ingresos para el fisco panameño.