Otro campanazo climático | El Nuevo Siglo
Miércoles, 13 de Mayo de 2020
  • Mes tras mes se marcan récords de temperatura
  • Estos vectores impactan contingencia sanitaria

 

La humanidad atraviesa una de las emergencias más graves de las últimas décadas: la pandemia del Covid-19, que ya ha contagiado a más de cuatro millones trescientas mil personas y se acerca rápidamente a las 300 mil muertes. La emergencia no solo ha obligado a buena parte de los países a  confinar a su población en sus casas, sino que mientras no se consiga una vacuna confiable o, por lo menos, un tratamiento efectivo para neutralizar sus síntomas más graves y letales, es necesario aplicar lo que ha dado en llamarse una “nueva normalidad”, marcada por el aislamiento social y la aplicación de estrictos protocolos sanitarios.

Sin embargo, sobre el planeta se ciernen otras amenazas de vieja y nueva data. Una de ellas, sin duda alguna, el cambio climático que año tras año recrudece sus efectos no solo sobre el conjunto ecosistémico global sino en la calidad de vida de los más 7 mil  millones de personas. Por lo mismo, desde muchas agencias mundiales y centros especializados en distintas problemáticas y emergencias se ha insistido en los últimos meses respecto a que la atención prioritaria y vital al freno de la pandemia, no puede llevar a que los gobiernos y la humanidad misma descuiden o dejen en un segundo plano las acciones para enfrentar otros graves riesgos planetarios, como es el caso del calentamiento global.

Las noticias en este último frente, como ya de es común ocurrencia, son cada día más preocupantes. Ayer, por ejemplo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) volvió a dar un campanazo en torno a las consecuencias nefastas del cambio climático. De acuerdo con esa agencia, en este mes y el próximo se esperan temperaturas de la superficie del mar superiores a la media en gran parte del mundo, lo que causará que el calor en las áreas terrestres marque un nuevo récord, sobre todo en latitudes tropicales y en buena parte del hemisferio norte.

Pero la alerta por las proyecciones de la OMM no para ahí. Por ejemplo, resulta preocupante que a pesar de la ausencia del calentamiento asociado al fenómeno de El Niño este año, las temperaturas medias mundiales en superficie están cerca de registrar valores sin precedentes. De hecho abril pasado fue el mes caluroso del que se tiene constancia. Lo más sintomático es que enero, febrero y marzo de 2020 también ocuparon el primer o segundo lugar entre los lapsos más cálidos de las últimas décadas.

Es más, los propios expertos de la Organización Mundial Meteorológica sostienen que esta coyuntura en materia de aumento de la temperatura tiene una incidencia directa con el plan de contingencia para enfrentar la pandemia del coronavirus ¿Por qué? Sencillo, las variaciones climáticas se pueden convertir en vectores que impacten en la velocidad de contagio del Covid-19 o que, por el contrario, contribuyan a disminuir el ritmo de expansión del virus. Una prueba de ello es que en algunos países sus gobiernos y asesores científicos están esperanzados en que el verano boreal termine actuando como una barrera natural a la circulación de esta inédita enfermedad.

Otro ejemplo muy cercano: en Colombia en estos momentos estamos en medio de la primera temporada invernal del año, lo que aumenta la posibilidad de que las personas sufran enfermedades respiratorias agudas, uno de los síntomas bases de esta epidemia. Es más, la decisión de mantener confinados a los menores de edad en nuestro país, responde a la urgencia de evitar lo más posible un pico estacional de cuadros gripales y neumonías, menos en momentos en que se requiere que las unidades de cuidado intensivo y los respiradores mecánicos se destinen principalmente a quienes desarrollen síntomas graves por la epidemia.

Asimismo, este tipo de pronósticos sobre el clima mundial se tornan determinantes para que las autoridades puedan adecuar sus estrategias sanitarias a las distintas contingencias. Por ejemplo, desde ya debe tenerse en cuenta cómo podría articularse el plan de respuesta a la temporada de huracanes y tornados con los protocolos de bioseguridad en naciones como Estados Unidos, México y los países caribeños. Igual puede decirse de los ciclones y tifones en el continente asiático. Ya en cuanto a nuestra región, debe precaverse que se esperan precipitaciones por debajo de lo normal en la parte meridional de América del Sur, el Caribe y la región ecuatorial.

Como se ve, en medio de la emergencia global por el coronavirus es necesario tener en cuenta que el cambio climático es una amenaza a la que no se le puede perder de vista ni subvalorar. Como tampoco a los picos estacionales de enfermedades como el dengue o las respiratorias agudas... La clave está en combinar las estrategias coyunturales y las estructurales de forma tal que no se dejen flancos débiles que podrían costar muchas vidas y billonarias pérdidas. No se puede bajar la guardia ante ningún enemigo.