- Con Lacalle el nacionalismo regresó
- Finaliza hegemonía de la izquierda
Luis Alberto Lacalle Pou es bisnieto del legendario político uruguayo Luis Alberto Herrera, abogado, escritor y periodista, fundador del Partido Nacional, quien por la persecución política oficial fue forzado a defender sus ideales en aciagas confrontaciones armadas. El caudillo del herrerismo se midió en varias contiendas electorales para alcanzar la Presidencia de la República, sin lograr nunca su objetivo. Aun así formó parte de una junta gubernamental que dirigió transitoriamente al país, destacándose siempre por su gran liderazgo político e influjo nacional.
Esta semana, muchas décadas después y tras un cerrado escrutinio, Lacalle Pou fue confirmado como nuevo presidente de Uruguay. Es hijo del exmandatario Luis Alberto Lacalle y la senadora María Julia Pou. Ambos le trasmitieron la pasión por la política y su ideario de un nacionalismo moderado en pos de la defensa de las tradiciones y el bien común. Como ya se dijo, esa inclinación viene de familia. Su ya mencionado bisabuelo se destacó en la vida pública desde los albores del siglo XX y su padre se dedicó de lleno a la misma actividad, hasta llegar a la Jefatura de Estado, por la vía de elecciones libres en 1991. De allí que Lacalle Pou haya continuado la tradición familiar conservadora de dedicar sus esfuerzos a luchar por la democracia y el desarrollo de un país que en otras épocas se llegó a considerar como la Suiza de nuestra región.
Cuentan que el hoy Mandatario, durante la presidencia de su padre, aún tenía dudas sobre si dedicarse a la abogacía o la política, por lo que se mantuvo alejado del gobierno. Recién graduado de Derecho en la Universidad Católica de Montevideo, su madre lo invitó a que fuera su suplente en la Cámara de Diputados. Al pasar ella al Senado, el hijo actuó como principal en la primera corporación, donde se destacó pronto como orador y activo legislador, siempre alerta para defender sus puntos de vista sobre el manejo de la cosa pública y orientar la oposición a la hegemonía de izquierda en el poder, bajo la égida del llamado Frente Amplio. Todo ello llevó a que su prestigio creciera en las filas del Partido Nacional y ganara cada vez más simpatías en la opinión pública nacional.
En 2011 ya fue Presidente de la Cámara, donde consolidó su imagen de promotor del cambio dentro del orden. Desde entonces, algunos lo empezaron a ver como un eventual candidato de su partido, en la medida en que su padre, dueño de un gran prestigio político, decidió no buscar un segundo mandato.
Pero las cosas no eran fáciles para la derecha ni para Lacalle Pou, puesto que los partidos de izquierda siempre pretenden, mediante la demagogia y medidas populistas -moderadas o extremas-, eternizarse en el poder. Y en el caso de Uruguay, el Frente Amplio se vio favorecido, además, por la corriente internacional chavista que distribuyó gruesas sumas de dinero del petróleo para tratar de influenciar elecciones en Latinoamérica. Aun así Lacalle Pou decidió en 2014 hacer un primer intento por la Presidencia, enfrentando al exmandatario Tabaré Vásquez, quien le ganó en las urnas.
Ese revés electoral no lo desanimó. Por el contrario, al poco tiempo compitió para volver al Legislativo y triunfó con un copioso respaldo electoral. En esa nueva etapa de su carrera se consolidó como principal vocero de un sector mayoritario que urgía un cambio político, empezando por acabar el predominio asfixiante de la izquierda en Uruguay. Ese liderazgo y sus propuestas de solidaridad social constructiva y realista le ganaron aún más apoyo de amplios sectores populares independientes, más allá de las toldas del nacionalismo.
Ya para esta nueva competencia presidencial, Lacalle Pou enfrentó a varios rivales en las primarias del Partido Nacional, derrotándolos a todos. Tras ello proclamó como su compañera de fórmula a la entonces presidenta del directorio de la colectividad, Beatriz Argimón.
Arrancó, entonces, una intensa campaña de cara a la primera vuelta, enfrentando principalmente al aspirante del gobierno, Daniel Martínez, el candidato del Frente Amplio. Este último ganó esa ronda el 27 de octubre pasado, pero Lacalle Pou quedó en segundo lugar y forzó el balotaje. De inmediato el aspirante de la centro derecha comenzó a construir una coalición con otros sectores de ese espectro político, logrando el apoyo de la mayoría de los sectores de oposición al gobierno, especialmente del Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido de la Gente y Partido Independiente. La recta final de la campaña, que terminó con la cita en las urnas el pasado domingo, lo mostró siempre al frente, pero la votación fue muy cerrada, apenas con una ventaja de 30 mil votos. Sin embargo, el escrutinio final, que terminó el jueves, confirmó el triunfo del aspirante de la centroderecha y la salida del poder del Frente Amplio, tras 15 años en el gobierno.
Así, pues, en marzo Lacalle Pou asumirá con la promesa de una nueva era para los uruguayos, lo que podría viabilizar gracias a una coalición mayoritaria en el Legislativo. Su reto: concretar el cambio y el desarrollo con justicia social.