Los campanazos alrededor del efecto del cambio climático son cada vez más frecuentes y dramáticos. En la última semana, por ejemplo, la más importante ciudad de la India entró en emergencia porque los niveles de polución llegaron a extremos críticos.
Según el reporte de las autoridades locales, se detectaron índices de 457 microgramos de contaminación por metro cúbico de aire.
Aunque la capital india ha sido en las últimas décadas una de las ciudades más contaminadas del mundo, el actual es un registro bastante grave, sobre todo si se tiene en cuenta que el límite máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud es de 15 microgramos de contaminación.
La situación llegó a ser tan crítica que las autoridades se vieron en la necesidad de tomar medidas drásticas, como cerrar los centros educativos y adelantar todo el cronograma de vacaciones estudiantiles. De igual manera, días atrás se suspendieron muchas de las actividades de construcción y se restringió la entrada de camiones y otros vehículos de carga que funcionan con diésel.
No hay que olvidar que, según la Organización de Naciones Unidas, la contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud humana y una de las principales causas de muertes evitables en todo el planeta. De hecho, este flagelo fue responsable de más de 6,5 millones en 2016.
Los mismos informes señalan que si esta problemática no se ataca de manera frontal y definitiva, el saldo fatal podría duplicarse o incluso ir más allá en 2050.
En ese orden de ideas, es claro que se necesita que cada país acelere sus planes para disminuir la polución. Esto requiere no solo que se modifique de forma ordenada todo el sistema productivo sino que, además, se establezca un esquema a corto, mediano y largo plazos para implementar modelos de desarrollo sostenible.
La creencia ampliamente difundida en torno a que la solución pasa mayoritariamente por el uso de combustibles menos contaminantes en el transporte público y privado, no es tan acertada. Esa es apenas una de las medidas. Hay muchas otras que se aplican en los sectores industrial, comercial, agrícola, turístico y también en múltiples flancos de explotación de recursos naturales. Igualmente, hay una gran cantidad de patrones de comportamiento individual y colectivo que deben ajustarse, no solo en materia de consumo diario, sino de conciencia real y efectiva sobre la realidad inesquivable de que todos vivimos en el mismo planeta.