Cada vez que se analizan cuáles son las razones del desarrollo desigual en Colombia así como de la brecha de pobreza entre zonas urbanas y rurales, una de las conclusiones recurrentes es que las regiones de la periferia han estado por décadas abandonadas y sin políticas reales de inclusión a los objetivos nacionales. Ello explica por qué más de 4,2 millones de colombianos que viven en estos territorios limítrofes necesitan urgentemente medidas focalizadas que mejoren su calidad de vida.
De allí que uno de los asuntos que los últimos gobiernos señalaron como prioritarios en sus respectivos planes de desarrollo fue, precisamente, atacar el bajo crecimiento de las fronteras desde todos los ámbitos posibles: económico, social, institucional, de infraestructura, seguridad…
Aun así, la suma de esas políticas gubernamentales no ha logrado disminuir de forma sustancial los niveles de desequilibrio ya no sólo entre la región central-andina del país con las zonas fronterizas, sino la desigualdad entre éstas últimas, como se evidencia entre la pujanza de la Costa norte con respecto a la pobreza en los departamentos de la zona del Pacífico, el sur y el oriente.
Todo lo anterior pone de presente la importancia que el Gobierno Santos está dando a la implementación del Conpes “Prosperidad para las Fronteras”. Según lo informado por el Departamento de Planeación Nacional, la estrategia busca atender el rezago en el desarrollo y reducir las brechas socioeconómicas que presentan los 13 departamentos y 77 municipios fronterizos. Para ello se definió un horizonte de medidas y proyectos de fomento del progreso de estas zonas con base en el aprovechamiento de sus potencialidades en materia agropecuaria, fluvial-marítima, minero-energética y ambiental. Para lograr este cometido se prevén inversiones de ahora al 2021 por 3,4 billones de pesos.
El Conpes en cuestión tiene cinco objetivos estratégicos a partir de acciones como la creación de una comisión intersectorial, definición de un plan de cierre de brechas, desarrollos productivos regionales, optimización de flujos de frontera, adecuación de infraestructura de transporte, fortalecimiento de la infraestructura en pasos de frontera, planificación del desarrollo con las comunidades y la promoción de políticas diferenciales.
Para que todos esos objetivos se concreten de forma ordenada y coherente, el Conpes prevé la creación de la Comisión Intersectorial para el Desarrollo y la Integración de las Fronteras. A ello se suman siete comisiones regionales distribuidas así: La Guajira, Cesar y Norte de Santander; Arauca, Guainía, Vichada y Cubará (Boyacá), frontera con Venezuela; Guainía, Amazonas y Vaupés, frontera con Brasil; Amazonas y Putumayo (frontera con Perú); Putumayo y Nariño (frontera con Ecuador); Chocó (frontera con Panamá) y San Andrés, Providencia y Santa Catalina. También se estructurará y concertará un Plan de Convergencia Regional y Cierre de Brechas Socioeconómicas, el cual permitirá la priorización de planes, programas y proyectos, así como la inversión de los nuevos recursos a los ya dispuestos en el presente Conpes. A todo lo anterior se adicionarán mayores controles aduaneros y migratorios, una lucha más eficaz contra el contrabando, mejoras en infraestructura de transporte en nivel interno y para comercio exterior, así como la incorporación en Planes de Ordenamiento Territorial de lo relacionado con las Áreas Protegidas del Sistema de Parques Nacionales Naturales y el manejo de las cuencas binacionales.
Se trata, en consecuencia, de una estrategia de corto, mediano y largo plazos, que exigirá del concurso permanente de instancias nacionales, regionales y locales, más allá de las coyunturas por los relevos gubernamentales. Los recursos, siempre el cuello de botella en esta clase de proyectos, están ya señalados, lo que se requiere ahora es la voluntad de concretar lo programado y sacar a las fronteras del atraso secular.