La insistencia del Gobierno nacional en modificar el trazado y estructura de la primera línea del Metro de la capital del país no atiende a ninguna lógica técnica, financiera o de eficiencia del sistema masivo. Por el contrario, lo que se evidencia es una postura casi caprichosa por parte de la Casa de Nariño, al punto que hace una interpretación subjetiva y acomodaticia de los informes que señalan, a grandes rasgos, que a estas alturas de la obra lo más conveniente y eficaz es mantener el diseño elevado y no abocar improvisados intentos de subterranizar un tramo. Esto último no solo tendría un costo billonario, sino que, además, obligaría a un ajuste contractual y estructural muy complejo que, obviamente, demoraría la entrada en servicio del sistema dos o más años, en el mejor de los casos.
Plantear una reforma al diseño de la primera línea es, como lo hemos repetido en estas páginas, un contrasentido a la expresión popular masiva que respaldó la elección, en octubre pasado, de Carlos Fernando Galán como alcalde mayor. De hecho, el mandatario distrital ha sido claro en sus interacciones con el presidente Petro y sus ministros en que no se modificará el contrato y se mantendrán los cronogramas tal y como fueron fijados.
De hecho, el burgomaestre recalcó el miércoles pasado que las obras ya tienen un avance del 30,86%, lo que significa una tercera parte de todo el proyecto. Ese adelanto está compuesto, principalmente, por el traslado anticipado de redes de servicios públicos, a cargo del Distrito, que está 100% completado. A ello se suma el flanco de la gestión predial, también en cabeza de la Alcaldía, que ya tiene adquiridos 1.429 predios y presenta un 98,88% de meta cumplida. Y, finalmente, Galán precisó que el contrato de concesión va en un 21,51% de adelanto.
Visto todo lo anterior, queda claro que la desgastada solicitud del Ejecutivo para que se cambie el diseño de la primera línea y una parte del trazado se haga subterránea, es un imposible. Las obras van muy avanzadas, los patio-talleres también, así como la compra de los vagones y otra cantidad de elementos en marcha desde hace un buen tiempo. Incluso ya se tiene cronograma para cerrar estaciones de Transmilenio con el fin de acelerar las obras físicas del sistema.
De igual manera, las entidades financieras internacionales que han apoyado todo el proceso de la primera línea, se mantienen firmes en que se continúen cumpliendo las fases del proyecto, tal y como fueron concebidas y aprobadas.