No hay que confiarse | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Agosto de 2020
  • La amenaza del Covid-19 sigue presente
  • Los grandes retos de reapertura nacional

 

El próximo martes arranca el que bien puede considerarse el reto más importante a la responsabilidad individual y colectiva que ha enfrentado Colombia en el último siglo. Tras cinco meses largos de cuarentenas poblacionales y otras restricciones a la movilidad ciudadana y a las actividades productivas, institucionales, educativas, sociales y de entretenimiento, a las que se acudió como principal fórmula para contener el volumen de contagios y muertes por la pandemia del Covid-19, el país prenderá motores en casi todos los frentes. Si bien es cierto que en algunas de las principales ciudades la curva epidemiológica ya empezó a descender, con diferentes ritmos, en tanto que en otras el temido “pico” se daría apenas en septiembre, es claro que la estrategia de los confinamientos es un modelo agotado frente a la realidad sanitaria y socioeconómica colombiana.

En esta difícil época la mayoría de la población ha demostrado una destacable voluntad de sacrificio y de acatamiento de las medidas de contingencia sanitaria. No ha sido nada fácil ya que el impacto de la pandemia en todos los ámbitos es muy drástico. Las miles de vidas arrebatadas por esta enfermedad viral y el temor natural de las casi seiscientas mil personas contagiadas han puesto a prueba el carácter y la resiliencia de los colombianos. A ello se suman las grandes afectaciones a los ingresos de las familias, la amenaza de quiebra de  una gran cantidad de empresas, la pérdida de centenares de miles de empleos y el enorme esfuerzo presupuestal del Estado para paliar la crisis… En fin, un coletazo muy duro que tiene al país en medio de la incertidumbre sobre el rumbo a corto, mediano y largo plazos.

Como se dijo, el modelo del “Aislamiento Preventivo Obligatorio” ya agotó su funcionalidad y, como bien lo recalcó el Gobierno, es hora de pasar a otra etapa en la estrategia para enfrentar la pandemia. Una etapa en la que la opción primaria ya no es la de encerrar a millones de colombianos en sus casas y apagar gran parte del sistema productivo para protegerlos de un virus de circulación activa. Tras cinco meses de confinamientos, que se han venido flexibilizado con el paso del tiempo, se hace imperativo que la población aprenda a convivir con una enfermedad viral que, al decir de los expertos, se mantendrá vigente por varios meses e incluso más allá de un año, a menos que se encuentre una vacuna efectiva que permita neutralizarla. Como se sabe, si bien hay esperanzadores avances en este frente, con varios proyectos de investigación ya en la fase final, todavía no hay un medicamento ni tratamiento aprobado que garantice en alta proporción la inmunidad ante el coronavirus.

Visto todo ello el que gran parte de la población reactive sus rutinas productivas, laborales, académicas, deportivas, sociales y de entretenimiento a partir del próximo martes debe llevar a reiterar un llamado vital: cada quien debe cuidarse al máximo porque así no solo salvaguarda su salud y vida, sino la de sus seres queridos y la sociedad en general. Con gran parte de los colombianos reincorporados a la llamada “nueva normalidad”, la prioridad debe ser evitar que se dispare el número de contagios y de fallecimientos por el Covid-19. Y ello solo será posible si cada individuo se hace responsable de la aplicación de los protocolos de bioseguridad, que terminan siendo recomendaciones muy básicas y fáciles de implementar, como el distanciamiento social en todos los espacios públicos o privados, el uso del tapabocas, el lavado de manos y no caer en actitudes ni acciones que impliquen un riesgo de infección. Tras cinco meses de emergencia sanitaria es claro que ya toda la población está consciente del peligro del virus y cómo disminuirlo. No hay excusas para no actuar con responsabilidad. Y menos se necesita de estar permanentemente sujeto al riesgo de un comparendo o de una sanción más drástica por parte de las autoridades a los infractores.

Claro, hay otras grandes prioridades a partir de este martes, como el hundir el acelerador del plan de reactivación económica, construir los liderazgos para que todo el país empuje en una sola dirección o incluso repensar muchas circunstancias de alta y baja complejidad  a partir de la “nueva normalidad” derivada de la crisis sanitaria. Sin embargo, la premisa principal es la relacionada con la salud y la vida. Cada colombiano debe tomar nota de lo ocurrido en otras latitudes, por ejemplo en varios países de Europa o en Estados Unidos, en donde tras la fase más crítica de la pandemia, la población trató de retomar de manera acelerada sus rutinas, relajando peligrosamente las precauciones de bioseguridad ¿El resultado? Rebrotes y nuevos escenarios de emergencia, incluso con el riesgo de volver a los confinamientos focalizados.

Así las cosas, y sin temor a sonar repetitivos, el llamado es uno solo: no hay que confiarse, el Covid-19 no ha desaparecido, sigue infectando y cobrando vidas. Cuídese, cuide a los suyos y cuide a los demás.