- Del boom de precios a la caída imprevista
- Coletazo en cuentas fiscales de Colombia
Nada más voluble que el mercado petrolero. Semanas atrás se hablaba de la posibilidad de que la cotización del barril de crudo llegara a los 100 dólares antes de terminar este año, pero ayer cayó en la Bolsa de Nueva York a un poco más de 55 dólares, un precio que no veía desde septiembre de 2015, en tanto que en Londres -que sirve de referencia para Colombia- bajó a 68 dólares, pese a que no hace mucho se pensaba que cerraría 2018 muy por encima de los 80 dólares.
Según los analistas la caída en el precio de los hidrocarburos en lo corrido de este mes se debe a varios hechos coyunturales y geopolíticos que se cruzaron creando un escenario imprevisto por los futuros del mercado a mediados de octubre. En primer lugar, el efecto de las sanciones a las exportaciones de Irán no fue tan grave como el esperado. De igual manera, ayer mismo la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) confirmó una leve disminución de la demanda mundial de crudo para lo que resta de este año y 2019, sobre todo en Oriente Medio y China, lo que presionará aún más el debilitamiento de la cotización al ser evidente el exceso de oferta. A ello se suma que si bien esa organización está planteando una reducción de la producción diaria con el fin de detener la caída de los precios, Estados Unidos -cuya autosuficiencia en hidrocarburos asoma en el horizonte - se opone a esa medida y, por el contrario, el presidente Donald Trump advirtió que el valor del barril debe reflejar la realidad de la interacción entre oferta y demanda.
Es evidente, por otra parte, que la economía global se mantiene en una especie de stand by en donde el dinamismo productivo no es mayor. Por el contrario, hay evidentes síntomas de ralentización en algunas naciones emergentes, en tanto que en otras latitudes hay temor por los efectos de fenómenos tales como la dilatada ‘guerra comercial’ entre China y Estados Unidos, el largo y accidentado divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea -que ayer parecía llegar, por fin, a un acuerdo- y otras crisis que pueden producir coletazos geopolíticos.
Por el momento, según los pronósticos de los analistas, no es posible determinar el futuro de la cotización en lo que resta de este año. En principio todas las miradas están puestas en lo que pase la primera semana de diciembre en la cumbre de la OPEP, en donde es claro que la presión, con Arabia Saudita a la cabeza, seguirá siendo por recortar en un millón de barriles la oferta diaria, algo a lo que se opone no solo la Casa Blanca sino también algunos países productores que no hacen parte de ese club principal. Incluso, si bien es cierto que las exportaciones venezolanas de crudo son cada día más inciertas y a la baja, todavía no está claro cuál será el rumbo de las ventas de la nación dominada hoy por el cuestionado régimen chavista. Ayer la propia OPEP reveló que la producción en el país suramericano cayó un 3,3 por ciento en octubre frente al mes anterior.
Para Colombia es claro que el cambio de tendencia en el precio del petróleo no es una buena noticia, salvo por una menor presión en el valor interno de los combustibles. Las cuentas más optimistas para el cierre del año en materia fiscal están supeditadas a un precio del barril por encima de los 70 dólares, en tanto que el presupuesto para 2019 se hizo con base en un cálculo promedio de 67 dólares. Es más, dentro del plan para tapar el hueco de 19 billones de pesos para el próximo año, se ha proyectado un billón de pesos adicional por el repunte petrolero, pronóstico que hoy parece más bien arriesgado. Incluso el proyecto de ley sobre presupuesto bienal de regalías, que pasó este rubro de 11 a 19 billones de pesos para 2019 y 2020, también tiene parte de su sustento en la posibilidad de que las cotizaciones no bajen del promedio esperado así como en una recuperación de la producción, que hoy está en 868 mil barriles diarios.
Sin embargo, como se dijo al comienzo, el escenario petrolero es muy voluble. Así como hace un mes el panorama era muy positivo para los productores y ahora se torna sombrío, puede que en algunas semanas la cotización reaccione por circunstancias internas o exógenas del mercado. Lo único cierto es que las apuestas a largo o mediano plazos son muy arriesgadas, y parece que lo más seguro es maniobrar pegado al día a día de la demanda y oferta de hidrocarburos.