*La saga de la historia
*Debemos fortalecer el Estado
A lo largo de la historia republicana de Colombia se comprueba con efectuar una mirada general que lo conservador ha jugado un papel fundamental para que la República no se disuelva. El Libertador, en famosa misiva a Sucre le dice, por aquí no nos quieren por cuanto somos conservadores. Es fácil constatar que a raíz de la sangrienta guerra de independencia, la barbarie y la anarquía amenazaban avasallar las nuevas instituciones democráticas, para entronizar a los caudillos bárbaros, que habían demostrado su poder al desafiar y acorralar el Gobierno del general Rafael Urdaneta, que sucumbe esperando que el Libertador Simón Bolívar se recupere de sus dolencias en Cartagena y retorne con el fin de asumir el poder en Bogotá, puesto que Sucre su eventual sucesor había sido asesinado. Urdaneta se negó a derramar más sangre colombiana para quedarse en el poder, con repugnancia y frustración negocia su renuncia en Apulo, con los generales que en ese momento se declaraban ecuatorianos y antibolivarianos, Obando y López, que reconocían como su jefe a Santander, quien purgaba en el exilio el castigo por estar involucrado en la conspiración septembrina.
Se les anota a López y Obando, que al entrar triunfantes a Bogotá, dejan la casaca ecuatoriana y renuncian a separar el Gran Cauca del resto del país. En el gobierno de José Ignacio de Márquez quien, inicialmente, seguía las ideas racionalistas de moda, la feroz oposición de Santander, que se torna visceral por líos de faldas, propicia el retorno de los jefes bolivarianos que habían sido expulsados del país por Obando, que al entrar a colaborar con Márquez, los denominan ministeriales, bolivarianos, godos y conservadores. Por defender la estabilidad del gobierno y el orden, Márquez es tenido por conservador. Obando, acusado del crimen de Sucre, como comandante en el Cauca, se fuga de la detención domiciliaria bajo palabra, para acaudillar la rebelión que había estallado en Pasto por malentendidos religiosos, hasta que los generales Mosquera y Herrán, lo derrotan. La conservatización del gobierno de Márquez y el triunfo de los generales bolivarianos o ministeriales, facilita que, posteriormente, en el gobierno de Herrán, apruebe el Congreso la Constitución de 1843, que se ocupa en analizar las necesidades del país y recupera parte del idearium conservador y de orden de estirpe bolivariana. La Constitución de 1843 trajo los primeros 10 años de paz y desarrollo de esa época; será el gran monumento del pensamiento conservador que va a gravitar en el siglo XIX, hasta inspirar a Rafael Núñez. La Constitución de 1853, elaborada durante el mandato de José Hilario López, siembra la anarquía y agrieta la unidad nacional, al punto que durante la presidencia de José María Obando, el poder se le escapa de las manos y lo resigna en las del general Melo, estaban teñidas de sangre por la muerte del cabo Quiroz.
A partir de la Carta Política de 1853, la defensa de los principios conservadores de unidad, libertad y orden, decaen un tanto, por sucesivas alianzas con los contrarios, hasta que se desemboca en el pacto político en el Congreso de 1858, que da origen a la aprobación de la Confederación Granadina, pese a la mayoría conservadora. La apostasía de los principios bolivarianos y conservadores engendra la desgracia y la guerra durante el gobierno de Mariano Ospina Rodríguez y de Bartolomé Calvo, para llevar la Nación como se empuja al ganado al matadero en Rionegro, donde en nombre de la democracia y la libertad de cultos, se excluye lo conservador y se avala la persecución y el despojo de los bienes de la Iglesia Católica en 1863. El asesinato de Julio Arboleda, el más prestigioso caudillo y letrado conservador del siglo XIX, será la lápida de toda una época en donde casi a diario se condena y se exorciza lo conservador.
El notable estadista Rafael Núñez, cuando crea el Partido Nacional, une a liberales independientes y los conservadores, para dar a luz la Carta Política de 1886. Gracias a esa alianza de ideas de orden en pro de la Regeneración de las costumbres políticas se consagró el Estado moderno por más de 100 años... En circunstancias excepcionales, Laureano Gómez y Alberto Lleras, pactan el Frente Nacional, forma de predominio de las ideas conservadoras moderadas de orden y bipartidista en el poder. Hasta que se evoluciona a la apologética de la revolución, se apela a la retórica entreguista de la contracultura y llegamos a la Carta Política de 1991, que tantos quebrantos provoca. Hoy se avanza en conversaciones por la paz en La Habana con los sediciosos, lo conservador no puede claudicar. Lo conservador debe capitanear las fuerzas del orden y el entendimiento cualesquiera sea el resultado de las negociaciones de paz, garantizar la estabilidad democrática y luchar por fortalecer el Estado.