No es novedad que nuestro país, por su posición geográfica y unas fronteras porosas, es utilizado constantemente por mafias que se dedican a la trata de personas, ya sea para llevarlas bajo engaño a otros países y explotarlas, o simplemente para cobrarles grandes cantidades de dinero por ayudarles a ingresar de forma ilegal a Estados Unidos.
Sobre estos dos casos las autoridades han avanzado en los últimos años no sólo en materia de investigación y desmantelamiento de algunas bandas criminales, sino también en campañas de pedagogía con la ciudadanía con el fin de evitar que caiga en las garras de estas redes.
Pero también hay un tercer flanco de problemas migratorios, que la semana pasada quedó, una vez más, en evidencia. Se trata de aquellos extranjeros que, ante el riesgo de una deportación a sus respectivos países de origen, acuden de inmediato a la figura de pedir refugio o asilo, pese a que las condiciones para acceder a esa protección especial no se prueben de manera efectiva.
El caso de los ciudadanos cubanos que días atrás no quisieron seguir en su vuelo a la isla y pidieron protección en Colombia, no es aislado. De acuerdo con datos de la propia Cancillería, entre 2010 y 2013 Colombia recibió 434 solicitudes de asilo, de las cuales sólo a 31 se les reconoció como refugiados y más del 62 por ciento de las peticiones no finalizó el trámite. Esto último porque en muchos casos cuando la Cancillería requiere a esas personas para la respectiva entrevista, ya no se encuentran porque han pasado a un tercer país o se devolvieron a su lugar de origen. Incluso, para dimensionar el problema, la semana pasada se indicó que en lo que va de 2014 ya se habían identificado 27 casos de inmigrantes irregulares.
En ese orden de ideas es entendible que el Gobierno esté estudiando la posibilidad de exigir visa de tránsito a los ciudadanos de algunos países que ingresan a Colombia, sobre todo de un grupo de naciones desde las que, según la Cancillería, “se ha detectado el mayor número de casos de inmigración ilegal o de personas que llegan para pedir refugio a pesar de no cumplir con los requisitos para acogerse a esa condición”. En principio la lupa está puesta sobre los viajeros provenientes de Ghana, Somalia, Cuba y Bangladesh.
Desde algunos sectores nacionales se ha dicho que si bien es necesario evitar que nuestro país continúe siendo utilizado por las redes de traficantes de personas, también es claro que hay que explicar muy bien, tanto a nivel externo como interno, que la exigencia de visas de tránsito será muy puntual, dirigida y motivada en hechos graves. No hay que olvidar que Colombia, precisamente, ha sido abanderada en los últimos años para solicitar en todo el mundo que a nuestros compatriotas no se les exija visado. Es más, en estos momentos se está en la recta final de un proceso en ese sentido con la Unión Europea.