- Siete firmas de primer nivel compiten
- Reglas del juego con mucha exigencia
Calidad y cantidad. Esos son los dos calificativos para definir lo que ocurrió ayer al finalizar el plazo para la inscripción de los consorcios interesados en participar en la Licitación Pública Internacional para construir y operar la Primera Línea del Metro de Bogotá.
Fueron siete las firmas que manifestaron su intención de quedarse con uno de los proyectos de infraestructura vial más importantes del continente en estos momentos. Se trata de una muy buena noticia no solo para los bogotanos sino también para el país, ya que la Nación cofinancia el 70 por ciento del costo de este tantas veces prometido pero nunca concretado sistema de transporte público masivo para la capital del país. Con cada una de las etapas que la administración Peñalosa ha ido superando en este complejo proceso va quedando claro que ya no habrá marcha atrás y el proyecto será realidad en pocos años.
El que siete grandes consorcios se interesen en la megaobra es ya de por sí una garantía de la seriedad en la estructuración del proceso licitatorio. Más aún porque el proyecto se está adelantando con las normas de contratación de estándar internacional de mayor exigencia posible. De un lado se adoptaron las “Políticas para la adquisición de bienes y obras financiadas por el Banco Interamericano de Desarrollo”, que se constituyen en un filtro muy drástico y eficiente que solo permite que empresas con comprobada capacidad técnica y financiera, así como experiencia en la realización de tipo de obras en todo el mundo, puedan participar. Si se encuentra algún elemento que evidencie debilidad en algunos de esos aspectos o asomo en casos de corrupción, el sistema excluye al aspirante de forma automática. A ello se suma que también se adoptó de manera voluntaria el Mecanismo de Denuncia de Alto Nivel (Mdan), que es recomendado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), como un sistema clave para detectar a tiempo cualquier intento de coimas o proceder irregular de los participantes en todo este proceso, ya sean particulares o funcionarios públicos.
Con semejantes reglas del juego, que son inéditas en Colombia, resulta más destacable que siete consorcios de amplia experiencia y reconocimiento internacional -en asocio con empresas colombianas con iguales características-, estén interesados en competir por quedarse con esta billonaria licitación. Todos ellos presentaron certificaciones del más alto nivel sobre países en donde desarrollaron contratos, con sus respectivas auditorías y soportes contables sobre patrimonio y músculo financiero.
No hay que olvidar que para garantizar la transparencia y funcionalidad del sistema se estableció un modelo denominado de “concesión integral”, que fue recomendado a la Empresa Metro de Bogotá por la Financiera de Desarrollo Nacional, ya que permite que el consorcio que gane la licitación se encargue no solo de realizar los diseños de la primera línea en detalle, sino también de ejecutar obras y montajes electromecánicos, proveer los trenes así como operarlos y mantenerlos por dos décadas. Esa característica se constituye en un filtro más para que solo empresas de la mayor experiencia mundial puedan cumplir con los requerimientos necesarios para semejante contrato. No en vano, durante el proceso previo hubo más de 500 preguntas de todos los interesados, cada una de las cuales fue respondida de manera puntual y con el anticipado aval de la banca multilateral. Y no es para menos ya que el consorcio ganador debe aportar capital y conseguir créditos puente por una suma cercana al billón de dólares (en términos estadounidenses).
Ahora vendrá una etapa aún más determinante en todo este proceso. Se evaluará la documentación de cada consorcio bajo los mecanismos de vigilancia y transparencia ya descritos y el próximo mes se anunciará a los aprobados. Estos recibirán, en mayo, los pliegos de la Licitación Pública Internacional para que presenten sus ofertas económicas para la construcción y operación de la primera línea. Entre septiembre y octubre se escogerá al ganador y arrancará en poco tiempo la construcción del metro elevado. El Distrito, por su parte, ya viene adelantando la compra de predios y adecuación de redes de servicios públicos.
Visto todo lo anterior, es necesario insistir en que lo más importante es que cada etapa de este complejo proceso se lleve a cabo sin afanes ni toma de riesgos. Hasta el momento todo va andando sobre ruedas y prueba de ello es que siete consorcios con las empresas de mayor experiencia y seriedad de todo el planeta están interesados en ganar la licitación. Como se dijo, si la estructuración del proyecto no fuera sólida, de seguro ninguno de ellos estaría participando.