Sorprende cómo en medio de la polarización política muchos hechos que deberían generar alivio y positivismo, terminan perdiendo eco mediático y, por ende, la opinión pública no puede valorarlos en su justa dimensión.
Un ejemplo evidente de ello fue lo que pasó con el informe del Dane el miércoles pasado en torno de la pobreza. La medición estadística demostró que dos millones 459 mil colombianos han salido de la pobreza y un millón 317 mil superaron la pobreza extrema.
Entrando ya en el detalle del informe, se encuentra que entre julio de 2012 y junio de 2013, en nivel nacional el porcentaje de personas en situación de pobreza fue de 32,2 %, en las cabeceras de 28,0% y en el resto de 46,0%. Con respecto a los doce meses comprendidos entre julio de 2011 y junio de 2012 la pobreza por dominio presentó las siguientes variaciones: -0,7 puntos porcentuales (nacional), -1,0 puntos porcentuales (cabeceras), y 0,3 puntos porcentuales (resto).
Y en cuanto a pobreza extrema el Dane indicó que entre julio de 2012 y junio de 2013, en nivel nacional, el porcentaje de personas en esta situación fue de 10,1 %, en las cabeceras de 6,5% y en el resto de 21,8%.
Ello implica, entonces, que respecto al año comprendido entre julio de 2011 y junio de 2012 la pobreza extrema por dominio presentó las siguientes variaciones: -0,3 puntos porcentuales (nacional), -0,1 puntos porcentuales (cabeceras), y -0,6 puntos porcentuales (resto).
También se reveló días atrás el informe sobre desempleo, según el cual la tasa bajó a un 9,3 por ciento. Según el Gobierno, esa tasa implica que en Colombia hay 21 millones 310 mil colombianos trabajando. “La mayor cifra jamás alcanzada”, precisó el presidente Santos, al tiempo que agregó que en los últimos tres años encontraron trabajo más de 2 millones 300 mil compatriotas. Igualmente recalcó que este año van cuatro meses seguidos con el desempleo en un dígito.
También se confirmó esta semana que el precio de la gasolina bajó para octubre, mientras que el del Acpm continúa congelado hasta diciembre.
Se trata, sin duda, de tres noticias muy positivas, que se unen a otros indicadores recientes como el de la inflación, que se mantiene controlada y cerrará el año por debajo del 3 por ciento, o incluso el reporte del crecimiento del PIB en el segundo trimestre, que se situó en 4,2 por ciento, por encima de las previsiones que tanto el Ejecutivo, como el mismo Banco de la República y el sector privado tenían.
Es claro, como se advirtió en estas mismas páginas días atrás, que también persisten graves problemas, especialmente en lo referido a una industria de capa caída, mientras que los índices sobre ventas, comercio y el consumo interno aún no alcanzan los rubros positivos que se requieren para que el despegue económico se haga más sólido, en el margen de acción que es posible por la inestabilidad externa, sobre todo de Estados Unidos y Europa.
Así como hay que aplicar un criterio objetivo cuando las cifras evidencian un enfriamiento económico y baja eficacia de las políticas sociales, hay que reconocer los guarismos cuando éstos confirman progresos en temas sensibles como lucha contra la pobreza, el desempleo y flancos de presión inflacionaria como el precio de los combustibles.