Las matanzas de los últimos días
Alcaldía debe liderar la estrategia
Más allá de lo que señalan las estadísticas sobre la incidencia de los delitos en la capital del país, que en algunos casos muestran una reducción (especialmente en homicidios simples), pero al mismo tiempo evidencian incrementos importantes en cuanto a robos de celulares y bicicletas así como en agresiones sexuales, entre otros, es claro que las dos inconcebibles matanzas de estos días han sacudido a la opinión pública bogotana. Y desde luego son casos que ponen de presente graves interrogantes en torno a qué es lo que está ocurriendo con la seguridad en la ciudad.
Las investigaciones de las autoridades sobre los móviles y posibles autores materiales e intelectuales apuntan a que se trataría de eventuales retaliaciones entre facciones mafiosas. No deja de llamar la atención este factor coincidente dado que se trata de dos crímenes cometidos con un perfil y modus operandi distintos.
En efecto, el primero se escenificó en una camioneta blindada al norte de Bogotá al interior de la cual fueron encontrados cuatro cuerpos con evidentes señales de tortura y tiros de gracia. Y el segundo caso se registró en un populoso sector del sur de la ciudad, en donde tres cadáveres se hallaron en una carreta de reciclaje. Las pesquisas en ambas situaciones señalan que algunas de las víctimas tendrían prontuarios penales.
Aunque no tiene antecedentes esta sucesión de asesinatos colectivos en la urbe, lo cierto es que los expertos y las propias autoridades han advertido que en la ciudad se está presentando una lucha sin cuartel entre distintas organizaciones de delincuencia organizada por adueñarse de determinados corredores y expendios de drogas. Los casos de cuerpos desmembrados y ‘embolsados’ que se detectaron semanas atrás en distintas zonas fueron la primera evidencia de esa ‘guerra’ que se ha ido extendiendo poco a poco. Incluso, ya está clara la participación de elementos de la peligrosa banda conocida como el ‘Tren de Aragua’, de origen venezolano y que primero se detectó en Cúcuta y otros municipios de frontera, pero ahora se ha denunciado que está en la capital y estaría vendiendo sus ‘servicios criminales’ al mejor postor.
Visto todo lo anterior, resulta claro que las autoridades citadinas enfrentan un fenómeno más complejo que el relacionado con las bandas ‘tradicionales’, que no solo son estructuras pequeñas, sino que se inclinan por operar lo más clandestinamente posible. Por el contrario, en esta nueva tipología delincuencial es evidente que al perpetrar tal cantidad de asesinatos y planificar que los mismos salgan a la luz pública, se busca, según las propias autoridades, enviar macabros mensajes a sus rivales y perpetrar crímenes de alto impacto.
En ese orden de ideas, es imperativo que la Alcaldía Mayor reaccione con más contundencia y decisión ante este nuevo desafío. Se requiere una estrategia de choque y focalizada para identificar y neutralizar a estas nuevas estructuras que están delinquiendo en la ciudad. Algunos expertos han señalado la necesidad de activar cuerpos especializados, con personal experimentado en este tipo de operaciones complejas, apoyados por los organismos de inteligencia, tanto en su componente humano como tecnológico. Por igual, el Concejo Distrital debe ventilar el asunto y prestar toda la colaboración que sea menester a fin de respaldar integralmente a la Policía Metropolitana, incluso incrementando el presupuesto para la seguridad y generando alternativas de financiación que permitan fortalecer la respuesta contra el delito.
En la próxima semana, cuando se llevará a cabo un consejo de seguridad entre la Administración Distrital y el Gobierno Nacional, es indispensable que las autoridades bogotanas lleguen con un plan definido y pormenorizado. De allí debe salir una estrategia específica y funcional que permita resultados lo más pronto posible, bajo el liderazgo de la Alcaldía. Si se deja prosperar este tipo de fenómenos en la ciudad, pronto la situación se volverá más peligrosa e irreversible. Es necesario actuar ya, con la máxima decisión y diligencia.