Matanza en el hospital de Gaza | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Octubre de 2023

* Ahora gazatíes contra gazatíes

* Las nuevas recaídas de Petro

 

 Como era de esperarse, todo apunta a que el artefacto que explotó en el parqueadero de un hospital en Gaza y que cobró la vida de decenas de palestinos no se debió a una acción del Ejército israelita sino a un lanzamiento deficiente de la Yihad Islámica. Así lo demuestran varias fuentes, incluido un video de la agencia árabe Al Yazeera, además de distintos cotejos entre organismos de inteligencia internacionales que analizaron el grave incidente desde diferentes aspectos: la trayectoria del cohete, el tipo de cráter, las características de la onda y el impacto en un arsenal impropio de estar guarecido en un centro médico. De modo que el terrorismo islamista, cuyo propósito es aniquilar al Estado de Israel, no solo pretende exterminar al pueblo judío. También asesina a sus coetáneos palestinos con igual insania. Y adicionalmente a esto, se camufla en la mentira y el dolor para dar al traste con cualquier iniciativa que pueda llevar a la paz en la región.

Desde luego, el terrorismo siempre ha operado así. No es secreto, como muchas veces ha ocurrido en Colombia, que quienes practican o han practicado el terror pretenden pasar de victimarios a víctimas. Es, pues, un expediente de uso común y todavía con mayor rigor en las violentas ofensivas de los radicales contra un Israel que lucha por su supervivencia. Indispensable, entonces, que el tema quede completamente dilucidado ya que las noticias falsas esparcidas con rapidez, y que hablaban de al menos 500 muertos con base en el supuesto bombazo israelí, sirvieron de caja de resonancia para incendiar al Medio Oriente e impedir la reunión en Jordania entre el presidente de Estados Unidos y países árabes clave.

Bien vale reiterar que una vez que el terrorismo ha logrado el objetivo de imponer su voluntad macabra suele darse vía libre a su otra característica indisoluble: seguir creando zozobra a partir de la neblina de la información y escudarse en el victimismo. No es cosa nueva. Mucho menos en la zona en mención. En efecto, de 1948 hasta hoy, es decir, desde cuando el Estado de Israel intentó ser borrado del mapa por una plétora de ejércitos árabes, el terrorismo de toda laya ha hecho lo propio para avanzar en aquella consigna primordial de someter al pueblo judío a su lesión, muerte y desaparición. Al igual que lo intentaron los nazis, setenta años atrás y muy cerca del éxito, con la espeluznante “solución final” y las nefandas cámaras de gas inventadas a los efectos.

También es rutinario de algunos que esa misma caja de resonancia sea utilizada con objetivos deleznables para intentar equiparar el salvajismo de Hamás con Israel. De hecho, el primer mandatario colombiano, Gustavo Petro, trinó ayer al respecto que “la barbarie del Estado de Israel contra el pueblo palestino ha sobrepasado en mucho la barbarie contra la población civil israelí”. En ese marco mental, Petro no solo pasó de largo por la barbarie inferida a la población civil israelita, cuando hace poco más de una semana esta fue víctima de la más grande matanza en un solo día desde el Holocausto, sin ninguna condena por su parte, sino que ahora acepta que tal vez Hamás es terrorista, pero solo en el propósito de decir que Israel lo es muchísimo más. Al fin y al cabo, en cuanto trino emite, incluida la insondable comparación de los judíos con los nazis, que ha causado estupor mundial, recae en su obsesión: deslegitimar a como dé lugar la causa israelí y granjearse la simpatía de los verdaderos agentes del terror.

En tanto, es claro que la seguridad del Estado de Israel y la vida de sus habitantes jamás podrán prevalecer mientras no se elimine por completo la amenaza terrorista desde Gaza. Por el contrario, es un imperativo universal, y también de los israelitas, liberar al pueblo palestino del yugo impuesto por Hamás. Esa es la conducta, no solo humanitaria, sino civilizadora si en verdad se está del lado de los postulados de la concordia entre los pueblos y la paz duradera y sostenible predicada por los auténticos demócratas. No en vano, además, la civilización judeo-cristiana que bien ha preponderado en Occidente por milenios, hasta hoy, muestra el camino acertado para imponerse sobre el fracaso del odio y del terror como proyección esencial del espíritu humano.

Es lamentable que el ataque llevado a cabo contra Israel lleve, además, a crímenes de guerra tan demenciales como la explosión en el hospital de Gaza a cuenta de los propios terroristas palestinos. Y no es, por supuesto, con los alocados trinos de Petro como las cosas se van a arreglar.