La crisis económica mundial arrecia la lucha de los países por conquistar nuevos mercados y vender sus productos. Gracias a la existencia de una serie de instituciones internacionales la puja por ganarse los mercados vendiendo más barato y eliminando a como dé lugar al contrario tiene algunas talanqueras y existen mecanismos para moderar la lucha. Mas cuando un país abre sus fronteras al tiempo con una moneda revaluada, la tendencia a comprar productos más baratos del exterior aumenta. Y como Colombia es un país que no tiene estaciones muy marcadas, las naciones con estaciones nos pueden vender productos fuera de temporada o ajenos a los ciclos manufactureros locales, a precios irrisorios, como pasa con la confección. Este último es un campo en el que somos buenos, pese a lo cual tiendas de terceros países consiguen competir con éxito. Y la firma de los TLC, que entran a operar como en cadena tiende a desatar un fuerte impacto comercial. Es el caso de lo que ocurriría con la firma del TLC con Turquía, que son poderosos en el ramo textil. Lo que puede pasar con Corea del Sur en lo que se refiere a los vehículos y las respuestas.
Son nuevos retos, que en medio de una crisis económica mundial afectan la competitividad colombiana y causan una suerte de revolución silenciosa en el país. Hubo un tiempo en el cual las gentes viajaban a San Andrés, donde se surten a bajos precios de productos del exterior. Eso era bueno para los isleños y para el viajero. En la actualidad, los productos foráneos se encuentran en las ciudades. Habrá que pensar en algunas medidas especiales para favorecer nuestras islas, que no van a vivir en exclusiva de la pesca ni del contrabando.
El comercio y el intercambio de productos procedentes de distintos países, así como la llegada de capitales extranjeros y la especulación de todo tipo, tienen un efecto múltiple en la vida colectiva. Por lo pronto, la industria y la producción nacional se resienten. Sectores que considerábamos competitivos, de improviso, se encuentran en la encrucijada, atrapados en medio de la competencia desigual con productos de la misma calidad que ingresan más baratos. Sectores como el lechero, en donde no todos cuentan con avanzada tecnología, están sometidos a una competencia implacable y feroz. Las cifras muestran que el año pasado el país importó leche en polvo y derivados por 115 millones de dólares, sin contar con los productos lecheros y los sobrantes que nos van a llegar de la Unión Europea, que podrían rondar los 250 millones de dólares. Los expertos en los negocios de intercambio del TLC estiman que el TLC con la UE tendrá en el sector lácteo efectos mayores que los del TLC con los Estados Unidos, dado que en algunos casos en Europa los subsidios y estímulos a los agricultores y ganaderos son mayores. En tanto en Colombia, se levantan voces en el Congreso y de elementos citadinos, como de los mismos subversivos que pretenden gravar más a los ganaderos, sin entender su situación y justos reclamos. En México el TLC con Estados Unidos y Canadá, por poco arrasa con los empresarios locales, el efecto fue devastador. Colombia ha debido mirarse primero en el espejo de México antes de avanzar en los múltiples TLC.
Las ventas de los productores colombianos van a la baja. Los pequeños productores se ven desplazados y no consiguen ni subsistir. Se están dando con frecuencia casos en los cuales prefieren perder la leche que llevarla a los mercados. Pese a que las grandes empresas de lácteos se esfuerzan por comprar el producto de los más pequeños, incluso en medio de la crisis se hacen millonarias inversiones para competir y comprarle al productor colombiano. El reto es inmenso, cómo competir cuando la tonelada de leche en polvo importada llega a un precio muy inferior a la tonelada del producto colombiano. La tonelada de leche del exterior ingresa con cero aranceles a US$ 3.648. Mientras que el productor colombiano no la puede vender en menos de US$ 5.200.
Eso explica cómo se multiplican las compras al exterior. Y el día que los productores nacionales se quiebren, por cuanto no consiguen competir con la carga de impuestos local y los subsidios del exterior, millares de gentes en el campo se quedarán sin empleo. Los TLC en cadena se convierten en una trampa, el Gobierno tendrá que tomar medidas para aliviar la situación de los mismos. Mucho más si se tiene en cuenta que el sector minero se principia a ver afectado por el malestar económico mundial.
El gremio ganadero reclama con razón un estimulo estatal importante, lo mismo que los cafeteros y otros productores. Entre tanto, el Estado asistencial crece, así como la burocracia no solamente del gobierno central, sino en gobernaciones, alcaldías e institutos.